La planta II de Cresta Roja reabrió sus puertas y todo evidencia que la amenaza de cierre fue un claro chantaje patronal para intentar sembrar el miedo entre los trabajadores. La empresa, que volvió a producir pero con altos ritmos, informó que la planta no va a cerrar pero clarificó que hay un plan para despedir a los trabajadores que se encuentran con parte de ART. Una verdadera provocación por parte de la patronal que juega con la fuente de ingreso de más de 1000 familias, en una fábrica que por las mismas condiciones laborales ocasiona graves lesiones con numerosos casos de tendinitis, hernia de disco e incluso trastornos psiquiátricos.
Con la cobertura de Izquierda Diario y La Verdad Obrera hemos dado una gran difusión al conflicto y, reflejando la voz de los trabajadores y su comisión interna, desnudamos la maniobra de la empresa.
Está planteado continuar difundiendo y denunciando los ataques, apelando a la solidaridad y la organización del conjunto de los trabajadores de la zona Sur, sin quedarse de brazos cruzados como quiere el Ministerio de Trabajo, que ya mostró reiteradas veces su debilidad para frenar las amenazas de la empresa.