logo PTS

Córdoba

Homenaje al revolucionario ruso

Córdoba: a 70 años del asesinato de León Trotsky

Con la presencia de más de 250 personas entre trabajadores de la UOM, SMATA, ARCOR, Wall Mart, docentes, estudiantes, y contando con la destacada asistencia de Gregorio Flores, dirigente del SITRAC-SITRAM, se realizó en la Facultad de Filosofía de la UNC la charla homenaje “A 70 años de su asesinato. León Trotsky. Vigencia y actualidad de su pensamiento”

PTS

14 de agosto 2010

Córdoba: a 70 años del asesinato de León Trotsky

Vigencia y actualidad de su pensamiento

Con la presencia de más de 250 personas entre trabajadores de la UOM, SMATA, de ARCOR que recientemente dieron una importante lucha, de Luz y Fuerza, de jóvenes precarizados de Wall Mart que están peleando actualmente, docentes, estudiantes, y contando con la destacada asistencia de Gregorio Flores, dirigente del SITRAC-SITRAM, se llevó a cabo el jueves 12 de agosto en la Facultad de Filosofía de la UNC la charla homenaje “A 70 años de su asesinato. León Trotsky. Vigencia y actualidad de su pensamiento”

Abrió la charla Hernán “Bocha” Puddu, delegado de Iveco y dirigente del PTS, quien planteó la importancia de que los trabajadores retomen el legado de Trotsky en momentos en que una nueva crisis capitalista está arrastrando a la miseria a millones de personas en el mundo; y que, como venimos viendo ya, despertó la resistencia de los trabajadores europeos y asiáticos que enfrentan los brutales ataques de la burguesía. Señaló que estos primeros combates, aunque enormemente significativos, son insuficientes para ofrecer por sí mismos una salida a la crisis, y que para esto es necesario construir partidos fuertemente arraigados en la clase obrera y los sectores populares que den las batallas necesarias para desarrollar la experiencia y conciencia de las masas y se preparen para vencer. En este sentido planteó la importancia de los momentos preparatorios, que no son situaciones revolucionarias, como el que estamos viviendo en Argentina, donde el movimiento obrero comienza a recomponerse dando fenómenos como el sindicalismo de base al que el PTS viene aportando decididamente para que se desarrolle en un sentido clasista y en perspectiva revolucionario.

Luego tomó la palabra Christian Castillo, que realizó un breve recorrido de la vida del gran revolucionario ruso donde, entre otras cosas, planteó que después de haber tenido una biografía revolucionaria de gran intensidad que incluyó varias reclusiones en las prisiones zaristas, el exilio en numerosos países, la presidencia del soviet de Petrogrado, la organización de la insurrección de octubre junto a Lenin, la organización del Ejército Rojo y la victoria en la guerra civil, como sus puntos más salientes, encabezó la lucha contra la burocratización del partido bolchevique y del naciente estado obrero. En 1923 fue el inspirador de la Oposición de Izquierda que batalló buscando restablecer la democracia en el partido y en los soviets. La lucha en el seno del partido incluyó la batalla contra la perversión de la teoría marxista por parte de la burocracia, que comenzó a sostener la teoría reaccionaria del “socialismo en un solo país”, base para el abandono de una política consecuentemente internacionalista.
Ya en el exilio, Trotsky se dedicó a organizar la Oposición de Izquierda a escala internacional. Luego que el stalinismo se negara a levantar el frente único obrero para enfrentar al nazismo, y que el ascenso de Hitler al poder no provocara reacción alguna en las filas de la Internacional Comunista, Trotsky consideró agotada la etapa de luchar por una reforma del PC de la Unión Soviética y de la Internacional Comunista y planteó la necesidad de construir nuevos partidos revolucionarios y una nueva internacional, la Cuarta.

Además, Christian Castillo planteó que, como hoy en Cuba donde la burocracia castrista avanza en reformas procapitalistas, Trotsky establecía como programa para la URSS realizar una revolución política para barrer a la burocracia del poder y restaurar el dominio de los consejos obreros y la democracia soviética, una revolución que a la vez que terminara con el régimen despótico, mantuviera las relaciones de propiedad surgidas de la revolución de octubre sobre las que la burocracia tenía que apoyarse aunque socavaba paso a paso sus bases. Castillo señaló que esta es la gran tarea que tenemos planteados los revolucionarios actualmente en Cuba, retomando este programa para impedir que triunfe la restauración capitalista.

Continuó diciendo que cinco años después la Cuarta Internacional era fundada buscando preparar a la vanguardia revolucionaria para enfrentar el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial y las circunstancias contrarrevolucionarias y revolucionarias que se desprenderían de su estallido.

Exiliado en México, su sola existencia era una molestia que Stalin no podía tolerar, y de ahí su asesinato. Con Trotsky se iba una inmensa personalidad revolucionaria, quizás el teórico marxista más importante del siglo XX. El que supo mantener la firmeza cuando otros flaqueaban, y que aún en la situación más adversa estaba convencido que el futuro comunista era el único destino progresivo al que podía aspirar la humanidad. Su muerte no evitó que su legado teórico programático sea un elemento central para orientar la intervención en los procesos posteriores.

De la Segunda Guerra Mundial, el poder del stalinismo salió reforzado. Stalin pactó con las potencias vencedoras el reparto del mundo en zonas de influencia y los partidos comunistas, como el italiano, el francés o el griego, fueron centrales para evitar que la revolución social triunfase en Europa occidental ante el hundimiento del nazismo, a cambio de lograr el control de los países de Europa del Este. Aunque el imperialismo logró estabilizar la situación del capitalismo en sus principales países, la posguerra vio el desarrollo de numerosos procesos revolucionarios, de guerras de liberación nacional y de revoluciones triunfantes, como la yugoslava, la china, la cubana y, más adelante, la vietnamita. Pero estas revoluciones no tuvieron al proletariado como sujeto central y los partidos que las encabezaron. Cuando llegaron al poder establecieron regímenes de partido único copiados del estalinismo, a la vez que reproducían un modelo alejado de la revolución de octubre, expresado en la persecución a la homosexualidad, la opresión de la mujer, el mantenimiento de las bases de la familia patriarcal, la opresión al arte y el desarrollo intelectual entre otras.

Castillo prosiguió con un balance del movimiento trotskista de posguerra, señalando que aunque dieron en ese marco una batalla a contracorriente, con enfrentamientos heroicos en muchos casos, siendo el sector más de izquierda del movimiento obrero mundial, de conjunto perdieron el norte estratégico y se adaptaron o bien al stalinismo o bien a la socialdemocracia y al nacionalismo burgués.

Continuando con este análisis, señaló que el ascenso revolucionario iniciado en el ’68 dio una nueva oportunidad a las corrientes trotskistas que se fortalecieron en su militancia, pero más allá de la voluntad y muchas veces heroísmo de sus militantes, tampoco estuvieron a la altura de los desafíos planteados en aquellos años.

Ante la ofensiva neoliberal y los avances de la restauración capitalista en la URSS, Europa Oriental y China, que confirmaba por la negativa el análisis de Trotsky de que si no triunfaba una revolución política la propia burocracia iba a avanzar en la restauración capitalista, la adaptación programática y estratégica de la mayoría de las corrientes del trotskismo fue aún mayor, mientras el stalinismo y la socialdemocracia se sumaban con armas y bagajes al carro de la ofensiva antiobrera.

Algunos sacaron la conclusión que la era de la revolución de octubre había quedado atrás y que era necesario construir partidos o movimientos que agruparan en común a reformistas y revolucionarios. Otros, reivindicando formalmente la vigencia de las ideas de Trotsky, degradaron la estrategia y la práctica revolucionaria, cediendo al pesimismo sobre la capacidad revolucionaria de la clase obrera y limitando su actividad a la participación rutinaria en elecciones parlamentarias y sindicales.

Llegando al final, ante un auditorio expectante, Castillo avanzó en desarrollar la vigencia del pensamiento de Trotsky como guía para la intervención política en el marco de la crisis capitalista más profunda desde los años ’30, señalando:
En lo que nos cabe, sabemos que el período de crisis capitalista que estamos viviendo, más allá de las coyunturas va a multiplicar las convulsiones políticas, económicas y sociales en todo el mundo. Para nosotros se trata de multiplicar esfuerzos para agrupar a la vanguardia obrera y juvenil detrás de un programa y de una estrategia revolucionaria. La experiencia histórica muestra que la clase obrera no va a dejar pasar sin lucha los nuevos y renovados ataques del capital para hacerle pagar los costos de la crisis, como están tratando de hacer los gobiernos de todo el mundo. Pero también nos muestra que si no cuentan con una dirección revolucionaria, la energía de las masas es desperdiciada si la dirección está manos de quienes buscan la conciliación con el capital. En nuestro país, estamos viendo los primeros pasos de una clase obrera que empieza a levantarse y busca recuperar sus organizaciones, como las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos. En Kraft, en Zanon, en sectores del subte, en los tercerizados del ferrocarril y en tantos otros, se está expresando el desarrollo de una corriente clasista que da cuenta de la potencialidad de la clase obrera, a lo que el PTS está ayudando a forjar siendo parte activa y dirigente de estos fenómenos."

La charla concluyó con una emotiva referencia al testamento de Trotsky, que a todos los presentes nos dejó planteado tomar esta apasionante tarea en nuestras manos:

Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luché bajo las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto, de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.
Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul, y el sol brilla en todas partes. LA VIDA ES HERMOSA. QUE LAS FUTURAS GENERACIONES LA LIBREN DE TODO MAL, OPRESIÓN Y VIOLENCIA Y LA DISFRUTEN PLENAMENTE
”.

Corresponsal

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: