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Control obrero de las empresas en crisis

28 de noviembre 2001

Control Obrero

La Verdad Obrera y el PTS han lanzado una campaña por el control obrero de las empresas en crisis. Los dirigentes sindicales inculcan la idea de que las soluciones están lejos de los ámbitos cotidianos de los trabajadores. Cuando se anuncian despidos o suspensiones en una fábrica automotriz, cualquier dirigente del Smata propone dejar que todo lo arreglan ellos en sus negociaciones ocultas con la patronal. Lo mismo para todo el país: si este gobierno o el que lo suceda, preferentemente para ellos uno de Ruckauf o De la Sota, llamara a una "buena concertación" que "incluya en su agenda el problema del empleo y el crecimiento", todo estaría bien para Daer o Moyano. Para la CTA de De Gennaro, al desempleo y la pobresa se los combate votando en la "consulta popular", en realidad una encuesta, para luego dejar en manos del Congreso la aprobación de un seguro de desempleo. Quieren hacer creer que es imposible, inaccesible para los trabajadores, imponer sus propias condiciones. Mientras entretienen esperando soluciones de arriba, hace tres años que los capitalistas tienen semiparalizada la producción. Sin embargo el principio de solución está cerca de sus propias manos, puede empezar por los lugares de trabajo si se toman medidas de control obrero de la producción. Esto significa que si una patronal aduce crisis, el control obrero comienza por exigir que se abran los libros de contabilidad de las empresas. Hoy toda la sociedad puede conocer la remuneración que reciben los trabajadores, el monto de sus salarios, mientras las ganancias capitalistas están ocultas, mediante el secreto comercial y bancario. Nadie controla sus negociados, la plata que fugan al exterior, la evasión de impuestos mientras que a trabajadores les cortan la luz y el gas si no pagan las boletas. ¿Cuánto ganó en los últimos 10 años la Ford, la VolksWagen, Telecom, Acindar, cuando se trabajaba 12 o 14 horas por día, e imponían horas extras a la fuerza? Con el control de los libros de cuentas, los trabajadores pueden mostrar a la sociedad el robo de los empresarios. ¿Por qué reducir un 10 % los salarios o permitir suspensiones pagas al 75 %? Aún si las ganancias han recaído en los recientes años de recesión, los trabajadores no pueden aceptar pagar de sus bolsillos los malos negocios de las patronales.
Esto abre a una solución obrera para frenar la desocupación. Si por la recesión de la economía de conjunto se producen menos autos por ejemplo, no hay porque aceptar suspensiones ni despidos. Así como obligaban a los obreros a las horas extras, hay que obligar a los capitalistas a repartir las horas de trabajo entre todos los trabajadores, reduciendo la jornada empresa por empresa, sin entregar un peso del salario normal de ocho horas, deduciendo la diferencia de las ganancias capitalistas. Si los empresarios chantajean con cerrar la empresa, lo que en gran medida ya está ocurriendo en decenas de fábricas, la forma de defender la fuente de trabajo es la toma con piquetes y a partir de allí exigir su reapertura mediante su estatización y puesta en funcionamiento bajo control de los trabajadores. El ejemplo de los obreros de Zanon que contamos en estas páginas adelanta la forma de luchar en medio del default.
Hay una condición básica para que una política obrera de este tipo pueda abrirse paso. Como la mayoría de los sindicalistas y delegados vendidos a la patronal se opondrán, por lo tanto, en primer lugar se necesitarán nuevos delegados y dirigentes de comisiones internas, elegidos desde la base, verdaderas comisiones de lucha. Para terminar con el actual despotismo de la patronal, en cada lugar de trabajo tiene que plantearse el problema de quién tiene el poder en cada empresa. Así como el movimiento de desocupados se inició desde el control piquetero de las rutas, para interferir en la distribución de mercancías de la maquinaria capitalista, así también: en medio de esta crisis, nuevos gérmenes de poder obrero pueden surgir en el ámbito de la producción, mediante el control obrero y los comités de empresa.

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