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Contrastes

La Verdad Obrera recogió testimonios entre trabajadores sobre los burócratas millonarios que dirigen sus gremios.

PTS

7 de junio 2012

“Lo que cobra Venegas en un mes, yo lo gano en 4 años”

P., empaca limones en Tucumán todo el día, por $2.400.

Trabajo desde los 15 años, hace unos 8 años en el limón. Arranco a las 5:30, para trabajar 12 horas, también los sábados y domingos en turnos rotativos.

Todo eso para cobrar por quincena $1.200, pero si llueve no nos pagan los días no trabajados. Los que trabajan en las fincas están peor.
Hace unos días a un compañero le agarró la mano una máquina. Suele pasar.

Para algunos la temporada son solo unos meses y encima nos cortan la obra social.

Lo que gana este Venegas es un abuso, a nosotros nos tiraron un 22% de aumento que es igual a nada. Yo para juntar esa guita debería trabajar toda la vida que me queda, más toda la que llevo viviendo. Y aún así no sé si llego.

Para terminar con esto deberíamos agarrar la mano nosotros. No queda otra.


“Traidores como Cavalieri ganan millonadas, nosotros migajas a costa de nuestras vidas”

R. cajera de un hipermercado

En Comercio somos muchas las madres solteras, así que arranco muy temprano. Y por lo mal que anda el colectivo, única forma que tengo de viajar, tengo que salir bien temprano: si llego "un minuto tarde" me descuentan la puntualidad del sueldo, aparte de que los jefes te lo hacen pagar caro.

Trabajo 6 días a la semana, 5 horas por día. Pero como en cualquier supermercado, nos hacen trabajar sábados y domingos, con un franco semanal que ni siquiera puedo disfrutar con mi familia.

Mi sueldo básico ahora es de $2.500. No nos pagan el sábado inglés para los que trabajamos en el turno de la tarde, ni la hora nocturna que es a partir de las 21hs. Las empresas ganan millones de dólares a costas nuestras, y a pesar de eso le buscan la vuelta para seguir robándonos nuestro sueldo. O sea, la empresa legalmente te puede robar plata del sueldo por una llegada tarde de un minuto, pero jamás te van a pagar lo que legalmente nos corresponde, además que te pagan parte del sueldo en negro, y acá está metido el gremio, que negocia con las empresas para hacer la vista gorda respecto a las irregularidades que comete la empresa.

En todas las cadenas de supermercados hay mucha juventud re contra explotada, jóvenes que ya tienen una familia para sustentar, que por falta de estudio terminan en el rubro de mercados porque no son muy exigentes con tu currículum, ya que lo único que buscan es que estés dispuesto a entregar tu vida al trabajo, porque te hacen creer que eso te dignifica. En el mercado que trabajo las que peor la llevan son quienes trabajan en la línea de cajas, que son mayoría mujeres, y no sólo sufren el estrés por las exigencias de los clientes, sino que padecen la persecución de los supervisores, de gerencia, y están todo el tiempo vigiladas por los de seguridad. Les niegan poder ir al baño, les controlan el tiempo para sus funciones fisiológicas, y no les respetan sus días femeninos, tanto así, que las compañeras tienen que estar rogando durante una hora o más para que las dejen ir al baño porque se mancharon el pantalón o porque se les está explotando la vejiga. Todas las mujeres del mercado sufrimos cistitis e infecciones urinarias por esta situación, aparte por las condiciones higiénicas espantosa a la que nos expone la empresa.

Esto se potencia aún más hacia las compañeras y compañeros contratadas/os por agencia, ellas/os no tienen derecho a nada. Ni siquiera a un vaso de agua. Y encima es terrible ver cómo la empresa baja línea respecto a su política de crear división entre compañeros efectivos y contratados.

Además sufrimos la tendinitis por el ritmo de producción de tareas repetitivas, esa enfermedad que tanto los patrones como la presidenta nos dicen que es sólo una excusa nuestra para no trabajar. También sufrimos caídas muy fuertes en las cámaras de congelados. Lumbalgias y hernias de discos por las malas posturas que debemos tomar para realizar nuestras tareas y las largas jornadas que debemos estar de pie y la falta de útiles adecuados para esas tareas. Las afecciones más importantes que se dan en línea de cajas son tendinitis, lumbalgias, infecciones urinarias, desvío de columna, cansancio crónico, desequilibrio emocional que termina en fobias por el estrés constante y por las exigencias y las presiones que les impone gerencia.

Mientras burócratas traidores como Cavalieri ganan millonadas, sin trabajar, nosotros nos tenemos que conformar ganando migajas a costa de nuestras vidas. Da muchísima bronca ver en tu recibo de sueldo cómo estos parásitos te roban con la excusa del aporte solidario al gremio, que te descuentan fácil entre $50 y $100, plata que no invierten a la necesidad de los trabajadores ni mucho menos en nuestra obra social deplorable, que nos dan turnos a un mes, o sea: te podés morir tranquilo. Mientras Cavalieri disfruta de sus vacaciones al Caribe, nosotros ni siquiera podemos darle un tiempo de recreación a nuestros hijos ni nosotros mismos nos podemos dar el lujo de tener vacaciones dignas. Es increíble e indignante razonar esa cantidad de plata, porque como trabajadores jamás vamos a poder ver esa cantidad en décadas y décadas de duro trabajo, y ellos se la llevan en pala vendiendo nuestra dignidad y nuestras luchas. Se regodean de los acuerdos de miseria que negocian con las empresas, los trabajadores tenemos que pagar las consecuencias de lo desvalorizado que siguen siendo nuestros salarios. Sin ir más lejos, de las últimas paritarias, ¡en dos semanas los productos básicos registraron dos aumentos consecutivos!

No tengo casa propia, y ya tengo muy en claro que jamás tendré una por el salario miserable que tengo y porque los inmuebles que ves tienen un valor extremamente inalcanzables, y encima te exigen dólares. La mayoría de mis compañeros en comercio viven en la casa de sus padres porque no llegan a ahorrar para el depósito y entrar a un alquiler, y viven con sus padres aún teniendo sus propias. Muchos de ellos viven en villas y barrios muy pobres, sin los servicios de agua corriente y gas, a penas viven en casillas con luz eléctrica, y ves cómo tratan de remarla todos los días para mantener lo poco que tienen. Lo que se ve mucho en comercio, es una gran cantidad de jóvenes inmigrantes o de las provincias que vienen a Capital buscando trabajo porque de donde vienen no tienen posibilidad de progreso. Hace un tiempo atrás veíamos como algo inalcanzable la posibilidad de tener la casa propia, ahora creo que los jóvenes vemos ya el hecho de acceder al alquiler de una casa digna como algo casi imposible.
Yo creo que los sindicatos tendrían que estar bajo el control de verdaderos trabajadores que representen realmente nuestras necesidades, y que esos representantes cobren lo mismo que en las fábricas, y que al terminar su mandato vuelvan a trabajar, y no atornillarse en el sillón convirtiéndose en empresarios. ¡Qué contradicción! ¡Que un representante de los trabajadores sea empresario! Y para eso inevitablemente hay que sacar a los tumbos a todos estos parásitos de los gremios. Debemos concientizarnos muchísimo lo importante que es que todos los trabajadores nos unamos por una misma causa, que es que nos dejen de explotar. Yo lo viví junto a mis compañeros durante la lucha que tuvimos en Comercio, en donde nos dimos cuenta que nos fortalecimos cuando sentimos que nos identificábamos unos con los otros por nuestras necesidades, por las ganas de decir basta de que nos traten como objetos descartables, no queremos vivir más así. La sensibilidad nos unió, nuestros objetivos, nuestra conciencia de saber la fuerza que generábamos con nuestra organización, la moral que sentimos ante la sensibilidad de los estudiantes tomando como propias nuestras reivindicaciones, y nosotros, como trabajadores, aprendimos a tomar como propias las reivindicaciones estudiantiles, y a raíz de eso comenzar a conocer nuestro derecho a hacer nuestra propia política independiente de las burocracias, de los patrones y de los gobiernos. Esa es la manera de terminar con todo este sistema de explotación. Organizándonos y preparándonos día a día para entender y enfrentar estas luchas, pero no sólo por ganar gremios o fábricas, sino porque dejen de existir estas diferencias sociales, porque dejen de existir explotadores y explotados, sino por ganar la libertad de toda la humanidad.


“Hay que empezar a militar políticamente para cambiar esta situación”

Romildo Ronú (Sindicato del Vestido) gana 28.000 pesos por mes, Jorge Lobais (Asociación Obrera Textil) 38 mil pesos. J. es inmigrante boliviano, como la mayoría de los costureros, y gana $2250 por mes.

Trabajamos todo el día en las máquinas, a un ritmo muy acelerado, con los capataces controlándote si vas al baño o hablás con alguien.
Cuando llegué a la Argentina trabajaba 14 o 15 horas, y muchos lo siguen haciendo, con cama adentro del taller.

La enfermedad más común es la tuberculosis, por el polvillo, que daña los pulmones y la visión. También la columna, por la postura, y hasta conozco compañeros que salieron rengos de tanto trabajar en esa posición.
Los dirigentes sindicales están 20 años en sus cargos, los costureros a veces estamos dos o tres meses en un laburo, en talleres clandestinos, buscando trabajos mejores.

Hasta que sucedió el incendio de la calle Luis Viale, en el que murieron 6 personas, muchos costureros vivían en los talleres. Después llegaron los allanamientos y muchos trabajadores tuvieron que empezar a alquilar cuartos en las villas. Con el sueldo no se pueden alquilar piezas grandes, eso fue parte de los motivos de la toma del Parque Indoamericano.
Pagan desde 10 pesos la hora, a 15 pesos, sumando el mes juntás 2250 pesos, así que muchos terminan trabajando los sábados. Al secretario general, que gana 28 mil pesos, no le conocemos la cara. Qué pasa que no nos indignamos con esto, con que tipos ganen así, o Daer 70 mil pesos.

Desde que milito, peleo para que los trabajadores de la comunidad boliviana no nos encerremos en un “nacionalismo” del que las patronales y el gobierno se aprovechan. Tenemos que organizarnos como clase trabajadora. Pero ellos no van a entregarnos esos derechos hasta que no vean que nuestra organización va por todo. Hay que empezar a militar políticamente, para cambiar esta situación de los trabajadores.


“Organizándonos hacemos mucho más por nuestra clase que lo que ha hecho Gerardo Martínez en toda su vida”

J. obrero de la construcción, de Córdoba

Trabajo desde los 17 años, hace 4 que estoy trabajando en las obras. Arranco a las 5:30 hs largo, entro más tarde pero tengo mucho viaje en colectivo porque vivo bastante alejado de Nueva Córdoba que es donde se movió todo el boom de la construcción estos años.

Laburo 10 horas por día, los sábados 5 hs, los domingos casi nunca, pero depende de la loza, a veces te toca laburar 16 o 17 hs. Te pagan 17 pesos la hora pero una parte de eso va en negro, calculale que por semana son unos 850/900 pesos. Pero hay muchos que están peor, trabajando en negro, sobre todo los inmigrantes.

Con todo esto muchos tienen lumbalgia, enfermedades de la columna, desgarros, esguinces, hay muchas caídas desde altura, derrumbes, quebraduras, es un trabajo muy peligroso y no hay normas de seguridad para los trabajadores. Hace poco hubo un derrumbe donde perdió la vida un obrero, nosotros trabajábamos cerca de ahí.

Si baja la construcción como ahora, te obligan a renunciar y perdés toda la antigüedad y derechos.

Yo no tengo casa propia, vivo con mis viejos, y la mayoría de mis compañeros vive en pensiones. Sino viven con sus suegros o en villas, en ranchitos.

Con todo esto que te cuento, que tu secretario general gane 56.500 pesos te da bronca, mucha bronca. Que un tipo que no te defienda, que no luche por vos cobre esa plata, calculo que tardaría dos años en ganar esa plata y muchísimos más para ahorrarla.

Hay que organizarse, conseguir delegados, echar a la burocracia de los sindicatos. Acá el burócrata que dirige esta hace más de 20 años en el gremio.

Si milito en la juventud del PTS hace unos meses y nos hemos organizado con otros compañeros de la construcción, pero no sólo contra la explotación en la construcción sino en todas sus formas. Organizándonos sabemos que hacemos mucho más por nuestra clase de lo que ha hecho Gerardo Martínez en toda su vida.


“No tienen ni idea de lo que pasa en las fábricas”

S. obrero metalúrgico de La Matanza

El día comienza muy temprano, tipo 5 y media. Para poder llegar a las 7 sin perder el colectivo que me lleva. Laburamos 9 horas por día, 5 días a la semana, pero todo después de algunas peleas que dimos. En general en los talleres y fabricas cercanas a donde estoy yo se labura hasta 12 hs por día y llegan hasta trabajar los domingos.

Como estamos en el laudo 29 por ser autopartista, cobramos por encima de convenio metalúrgico, ganamos 3800 por mes.

Hasta hace poco estábamos todos en negro, sin la más mínimas condiciones de seguridad, ahora logramos que nos blanqueen. Pero hay muchos contratados en las plantas más grandes, y en los talleres la mayoría.

Todos tenemos problemas musculares, contracturas. Algunos lumbalgia y otros hernia de disco. Tendinitis es otra enfermedad que tenemos, disminución en la audición, problemas circulatorios, y lo peor compañeros que han perdido parte del dedo en accidentes en las maquinas. Y eso que tenemos un promedio de edad de entre 22 y 30 años.

Da bronca e indignación que el secretario general del gremio gane 30 mil pesos por mes, un tipo que nos acaba de traicionar con el aumento, que no discutió con nadie si había que parar, ni movilizar, sin plenarios de delegados, nada. No tienen ni idea de lo que nos pasa a los trabajadores en las fábricas, y son los primero que mandan a sus matones cuando queremos organizarnos.

Yo no tengo casa propia, hoy alquilo. La mayoría de mis compañeros viven en la casa de sus padres o sus suegros, en viviendas precarias junto a sus compañeras y sus hijos. En estos años de crecimiento económico este es un problema que no se resolvió. Acá no sólo entra el problema del salario y la conducción sindical de la burocracia, es un problema del gobierno y sus intendentes. Luego de las extensas horas de trabajo, viajar dos a tres horas, volvés a tu casa, y te espera la Gendarmería que militarizó los barrios. Encima no sabes si vas a tener luz, o te va a alcanzar para comprar la cena.

Hace un tiempo sólo me quedaba en la bronca de ver cómo los burócratas eran ricos y nosotros pobres, a lo sumo por ahí organizarnos con mis compañeros para nosotros estar “mejor”. Luego me di cuenta que mientras ellos viven como millonarios, por que lo son, nosotros millones de obreros no sabemos si volveremos a nuestras casas luego de matarnos en el trabajo, en el transporte público, o si te agarra la yuta en el barrio. Pero ahí también ví como los trabajadores desde las fábricas organizándonos de manera independiente del la burocracia y los partidos patronales podemos plantear una alternativa al conjunto del pueblo pobre. Como tomar el enorme ejemplo de Zanon. Como luchar por echar a los dirigentes traidores como hacen los compañeros de alimentación, gráficos, jaboneros. Y como esta lucha no puede quedar sólo en reivindicaciones salariales o sindicales, si no como los trabajadores debemos hacer política, para que no haya ni más patrones ni dirigentes millonarios y serviles a la burguesía. Por eso me parece que los jóvenes trabajadores debemos militar. Yo empecé a hacerlo en el PTS, por que esto debe cambiar en algún momento y nosotros podemos hacerlo.

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