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Confirmado: el gobierno salva a los Marsans

El pasado lunes, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunció en el salón Blanco de la casa Rosada el acuerdo por el cual el Estado Argentino comprará Aerolíneas Argentinas. Los discursos sobre este anuncio estuvieron a cargo de la presidenta y del Ministro de Planificación, Julio De Vido. Tanto sus palabras como el acto, estuvieron impregnados por la hipocresía y el doble discurso.

Carlos Platkowski

24 de julio 2008

El pasado lunes, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunció en el salón Blanco de la casa Rosada el acuerdo por el cual el Estado Argentino comprará Aerolíneas Argentinas. Los discursos sobre este anuncio estuvieron a cargo de la presidenta y del Ministro de Planificación, Julio De Vido. Tanto sus palabras como el acto, estuvieron impregnados por la hipocresía y el doble discurso. Los trabajadores aeronáuticos que levantamos desde hace años la necesidad de la estatización de nuestra línea aérea de bandera, escuchábamos atónitos como los hasta ayer aliados de Marsans, hoy ante el hecho consumado de la retirada de los españoles se llenan la boca hablando de su incondicional acuerdo con las medidas anunciadas. En una sala de descanso del aeropuerto un compañero que no es de hablar mucho dijo: “pero esos dirigentes de APA y AAA (por Edgardo Llano y Frecia) ¿no habían salido a defender a Marsans en medio de la huelga de 15 días de pilotos y técnicos?”. El compañero recordaba perfectamente bien. Fue llamativo que felicitaran a los abrazos a Cristina cuando acababa de decir que la responsabilidad de los trabajadores pasaba por dejar de hacer huelgas y limitarse a trabajar. Al decir la presidenta “Que el usuario no se vea molestado por conflictividades ajenas. Porque el usuario pagó por su boleto” dejaba claro que ella acuerda con Marsans en que la empresa es, en parte, inviable por la conflictividad obrera.
El recuerdo de De Vido sobre el pasado glorioso de Aerolíneas mientras fue estatal, contrastó con la confesión de CFK: “Me hubiera gustado que este acto no se hubiera realizado”, y agregó que “nos vimos obligados” a estatizar Aerolíneas. Si hay algo cierto es que antes de esta obligada salida buscaron infructuosamente un empresario nacional que se hiciera cargo de semejante descalabro. Marsans dejó una deuda de casi mil millones de dólares y una estructura vaciada y colapsada que pierde un millón de dólares por día a pesar de haber recibido una ayuda de 750 millones de dólares del Estado Español y de 900 millones de la Secretaría de Transporte encabezada por Jaime. De no estatizarse la empresa dejaba de volar en cuestión de días y además de dejar en la calle a mas de 9.000 familias aeronáuticas dejarían de prestarse más del 80% de los vuelos nacionales. No les quedaba otra que rescatar la empresa. Pero ante esto ¿Marsans se hará cargo de esa deuda? ¿rendirá cuentas de qué hizo con esos casi 1.700 millones de dólares que en Aerolíneas seguro no invirtió? Nada de eso, el estado acaba de realizar un salvataje escandaloso de estos vaciadores. El lector más “comprensivo” podrá pensar que al menos esos millones son los últimos que nos sacarán. Pero ni siquiera eso. Se acordó que luego de 60 días de gerenciamiento conjunto, se realizará una valoración de la compañía y el Estado deberá pagar el precio. El presidente español Zapatero y Marsans dijeron que este acuerdo los pone muy felices.

En España dicen que harán valer los 2.217 millones de euros que invirtieron. Unos caraduras.

Si alguien quisiera ver algo progresivo del anuncio, se centraría en que al menos a partir de ahora la empresa volverá a ser estatal. La esperanza tendría patas cortas ya que si algo aclararon es que el proyecto de estatización que enviarán al Congreso es transitorio y que una vez pagada la deuda y hecha la inversión necesaria para arreglar el desastre que dejaron las distintas gestiones privadas... entregarán otra vez nuestra línea aérea de bandera a un empresario para que la historia vuelva a empezar. Los empresarios ante la realidad de que es más rentable desguazar la compañía que brindar un servicio público de calidad no dudarán qué camino elegir.

En las ediciones anteriores de La Verdad Obrera insistíamos en que “la solución de fondo pasa por la expropiación sin pago de Aerolíneas Argentinas conformando una única y poderosa Línea Nacional de Bandera, que esté controlada por los trabajadores y usuarios populares. La reestatización bajo control obrero hará posible un proyecto que rompa los criterios de rentabilidad turística y genere rutas de fomento y una todos los rincones del país con tarifas accesibles diferenciadas para los sectores obreros y de menores recursos.”

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