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Red Internacional

Nota De Tapa. Con el impuesto a nuestros salarios bancan a la patria contratista

La Presidenta retornó a la actividad pública tras su internación. En una semana de cruces por sus emprendimientos hoteleros, cerró la convención de la Cámara de la Construcción. Para los empresarios anunció inversiones en obras; a los trabajadores les pidió “comprensión” tras justificar el impuesto al salario.

Miércoles 26 de noviembre de 2014
Fotografía: DyN
Fotografía: DyN

Fotografía: DyN

Del Alto Calafate Hotel al Sheraton Hotel. Dos símbolos que marcan el regreso de Cristina Kirchner, tras una internación por problemas de salud.

Mientras continúan los cruces entre el gobierno y la oposición por las investigaciones sobre los emprendimientos de la familia presidencial y sus relaciones con empresarios contratistas, Cristina eligió para su retorno la tribuna de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco). Allí estaban Gustavo Weiss (dueño de la constructora Eleprint), Carlos Wagner (Esuco), Aldo Roggio (Grupo Roggio), y otros ilustres representantes de la “patria contratista”. Así se llama a las empresas que viven de los negocios que realizan con la obra pública, financiada por el Estado.

A la cita faltó Lázaro Báez, cuya empresa Austral Construcciones está asociada a la Cámara.

El retorno de la Presidenta no sólo reunía expectativas por las nuevas obras, sino también por un posible anuncio sobre el impuesto al salario que afecta a más de un millón de trabajadores, o algún bono de fin de año que alivie el impacto de la inflación.

Para la patria contratista, “inversión”

La comitiva del gobierno en la convención de Camarco dejó claro el auspicioso futuro que tiene la sociedad del Estado y la patria contratista. Ante la atenta mirada de los hombres de negocios, el ministro Julio De Vido aseguró que “2014 será histórico en materia de infraestructura. En lo que va del año se invirtieron 98 mil millones de pesos en obras”. Junto a gobernadores y empresarios, celebró las obras concluidas y anunció nuevas.

Como un ministro sin cartera, otros anuncios corrieron por cuenta del empresario Gustavo Weiss. “Tenemos una inversión creciente, un 58,8% superior a la prevista en el proyecto de Presupuesto 2014”. Así se refirió a los 162.000 millones de pesos para obras que pondrán el Tesoro, los fondos fiduciarios y las empresas públicas.

Varios de los empresarios integrantes de Camarco están acusados de cartelización, sobreprecios y maniobras con licitaciones durante la actual gestión.

En ese escenario, y en medio del escándalo por los emprendimientos hoteleros en Santa Cruz, la Presidenta eligió hablar de los negocios privados y el salario obrero. Después de aprobar los anuncios de sus ministros, evacuó las dudas de dónde iba a sacar el dinero: “si vamos por más endeudamiento es para hacer obras y más cosas”.

A los trabajadores, “comprensión”

Pero los negocios de la patria contratista no serán sólo sostenidos con más deuda externa. A los trabajadores siempre les toca un esfuercito más. "No solamente los empresarios tienen que poner el hombro. Los trabajadores siempre ponen el hombro porque ponen el trabajo, porque ponen el lomo. Pero tienen que tener comprensión también. Algunos dicen que hay que eliminar o bajar el impuesto a las Ganancias, entonces… ¿Cómo hacemos para financiar todo esto si no cobramos impuestos?”. Y el remate que sonó a chantaje: “Alemania y Francia están discutiendo hoy congelar salarios por tres años y flexibilización laboral”.

Todos los presentes aplaudieron eso de que los trabajadores tienen que poner el hombro, el trabajo, y encima la comprensión.

El mensaje iba destinado a los miles que miraban la cadena nacional esperando algún anuncio “para este lado”. Los millones de trabajadores que tienen problemas de vivienda. Y también los afectados por el impuesto al salario, como hay que llamarlo.

En la década que el gobierno promociona como “histórica” en materia de obras, 14 millones de personas tienen problemas de vivienda. A ellos les pide comprensión.

Con el promocionado Plan Procrear y el ritmo de construcción y reparación de viviendas actual, el déficit habitacional se saldaría en 90 años. A ellos les pide comprensión.

Con el famoso “boom inmobiliario” de la década el 75 % de lo construido es del rubro es de “alta categoría”, mientras aumentó la población que vive en villas y asentamientos. A ellos les pide comprensión.

Antes de la devaluación del 2002, los trabajadores necesitaban 35 sueldos brutos para construir una vivienda tipo, hoy se necesitan 45. A ellos les pide comprensión.

En lo que va del año, se perdieron 8 mil puestos registrados en la construcción (“en negro”, ¿cuántos más?). El 63% de los albañiles está en negro y uno muere por día en obra. A ellos les pide comprensión.

Malestar

En su discurso, también les pidió comprensión al millón de trabajadores a los que el Estado les descuenta el impuesto al salario. Se trata de aquellos que alcanzan a cobrar en mano (y sin que les sobre), los 12 mil pesos que cuesta la canasta familiar.

Mientras en la Argentina “los buitres financieros” y los “caranchos judiciales” que critica la Presidenta tienen cargas irrisorias, el 50% del total del salario obrero se va en impuestos.

Ese malestar que recorre a un amplio sector de trabajadores en blanco, hoy se suma a la bronca de muchos más, golpeados por la inflación y los bajos salarios. Por eso la expectativa del discurso presidencial no era sólo de quienes no llegan a fin de mes. También de los dirigentes sindicales que tuvieron que convocar para este jueves 27 a un paro de 3 horas de todos los medios de transporte. Toda una señal del clima en los lugares de trabajo, y también de la indolencia de esos dirigentes para los reclamos de sus “representados”.

Todos amigos de “los que se la llevan en pala”

En su discurso, la Presidenta olvidó mencionar su metáfora sobre los empresarios que han ganado en la década. Con ese auditorio, hubiera sonado más oportuna aún. Aunque en vez de pala podría haber dicho carretilla.

Mauricio Macri , hijo dilecto de esa patria contratista, dejó claro su compromiso con "la patria". Si gana en 2015, prometió el "más ambicioso plan en materia de infraestructura de la historia argentina". Mientras, desaloja a tiros a todo aquel que reclame un pedacito de tierra.

Sergio Massa, es otro de los niños mimados, desde que inauguró en Tigre el paraíso country. Allí, el 60% del territorio está ocupado por urbanizaciones privadas donde habita solo el 10% de la población.

Y no se queda atrás Hermes Binner, porque en Rosario crecen tanto los grandes emprendimientos de lujo como las 172 villas y asentamientos que hacinan a los más pobres.

Los grandes problemas del salario y la vivienda no están en la agenda de los políticos amigos de la patria contratista. El Frente de Izquierda, en cambio, ha planteado una respuesta realista a estas demandas del pueblo trabajador. Hay que abolir el impuesto al salario, y fijar un salario mínimo igual a la canasta familiar. Y con impuestos a las grandes fortunas y las grandes propiedades urbanas, costear un plan de obras públicas para la construcción de escuelas, hospitales, infraestructura para evitar inundaciones, y solucionar el problema habitacional.


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