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¿Como superar a la burocracia sindical y al peronismo?

26 de octubre 2006

¿Qué lectura hacen de los acontecimientos de San Vicente y el papel de los dirigentes sindicales?
Charly Platkowski: En San Vicente se enfrentaron dos patotas de barrabravas que representaban a distintas alas de la burocracia sindical. De un lado Moyano y el sindicato de los camioneros, del otro el “Pata” Medina que dirige la UOCRA de La Plata. La pelea fue por ver quién ocupaba el frente del palco donde iba a hablar Kirchner. Las barrabravas que habitualmente son fuerzas de choque contra los trabajadores en lucha, esta vez fueron usadas para dirimir la “interna sindical” y la del peronismo. Es el mismo tipo de bandas que vimos por ejemplo con la burocracia de APUBA encabezada por Anró contra los estudiantes de la UBA. Pero en los enfrentamientos también se mostró algo más de fondo: la profunda descomposición del peronismo y sus políticos y también la crisis de un movimiento sindical que lo sigue como la sombra al cuerpo.

José Montes: En la misma línea, estos sucesos muestran que la crisis nacional de diciembre de 2001, que puso en jaque mediante la movilización popular a todas las instituciones del régimen político, continúa latente. El kirchnerismo desde que llegó al poder hizo un cambio de discurso con respecto a los ’90 y llevó adelante una política de cooptación que le sirvió para desviar la movilización social e intentar darle una nueva legitimidad al sistema político. Pero este cambio se hizo rescatando, mediante la chequera a los viejos políticos patronales del peronismo y la UCR, que por arte de magia se convirtieron en la “nueva política”. Así lo quisieron presentar en la Plaza del Sí el pasado 25 de mayo cuando los mismos que se enfrentaron en San Vicente le llenaban la plaza a Kirchner bajo el auspicio de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. Evidentemente, el último 17 de octubre esto no se pudo repetir. Estallaron las internas políticas del peronismo y se puso en evidencia la dependencia de Kirchner del pejotismo y de la burocracia sindical para obtener la reelección. El kirchnerismo sigue sin resolver la crisis del régimen político y además hoy acumula las contradicciones de todos estos sectores. Si aún puede capear la tormenta es fundamentalmente por la “bonanza” económica que lleva a una posición pasiva a grandes sectores de los trabajadores y las clases medias. Quienes por izquierda justifican a Kirchner como el artífice de un nuevo movimiento nacional, ocultan que el estilo K es otra forma de gobierno para los grandes empresarios.

Ch.P.: En este escenario, hay que decir que los sindicatos son un eslabón débil ya que son los que menos han cambiado. La actual conducción de la CGT surge del lobby con los “Gordos” menemistas de Lingieri y Barrionuevo y el apoyo de Kirchner, no de la libre decisión de la base obrera. El gobierno hoy se despega un poco de Moyano pero no quiere que caiga, esto significa que el poder de este burócrata depende en gran medida de su cercanía al gobierno y no del apoyo de los trabajadores. La crisis se manifiesta en que la unidad sindical es una ficción ya que tanto la CGT, pero también la CTA, están profundamente divididas. Evidentemente, después de San Vicente existe una ofensiva de los “Gordos” para sacarse de encima a Moyano y por otra parte un intento de los empresarios de utilizar esta crisis para “moderar“ la postura de la CGT en las negociaciones salariales.

Leonardo Norniella: La burocracia al utilizar a los sindicatos para sus propios intereses y a favor de los políticos patronales profundiza su crisis y termina de vaciarlos de contenido como organizaciones de lucha en defensa de los intereses obreros. Fijate el caso de la desaparición de Jorge Julio López, un tema que necesitaría una rotunda respuesta de la clase trabajadora para terminar con las amenazas de la derecha reaccionaria. La CGT durante un mes no movió un dedo por la aparición del compañero. Cuando habló del tema fue sólo para decir que lo de San Vicente y lo de López son parte de una misma conspiración contra el gobierno de Kirchner. Está claro que en San Vicente no se proclamaba ninguna mejora para los trabajadores, que con gobiernos peronistas como los de Menem y Duhalde perdieron la mayoría de sus derechos, cuestión que tampoco se ha modificado bajo Kirchner. Pero los burócratas movilizaron todo su aparato a disposición de los políticos peronistas que poblaban el palco.

Sindicatos y peronismo

Los gremios se pelearon en un homenaje a Perón. Esto remite a la relación entre sindicatos y peronismo…
J.M.: Cierto, y los medios de prensa pusieron un signo igual entre sindicatos y peronismo, identificando la organización obrera con un partido patronal. Pero si bien no son lo mismo, es evidente que la adhesión al peronismo de la burocracia ha llevado a los sindicatos a su actual estado de postración. Hay compañeros en el Astillero que me decían que lo de San Vicente no era el auténtico peronismo. Pero yo les digo que se equivocan. El matonaje de la burocracia contra los trabajadores está presente en toda la historia peronista. Para no irnos tan lejos, en el mismo acto en la CGT, antes de los incidentes, se coreaba “ni yanquis, ni marxistas: peronistas”. Ese era el grito de guerra de las bandas de choque de la derecha peronista y de la burocracia contra los luchadores y la izquierda en los ’70. A pesar de que en esta oportunidad era contra Kirchner, dicen que hasta los camioneros lo cantaban. No es de extrañar, Moyano hizo sus primeras armas en las filas de los matones de la Juventud Sindical Peronista que respondía a las 62 Organizaciones de Lorenzo Miguel. En los ’70 los burócratas nutrían de matones a la Triple A que asesinaba obreros, estudiantes e intelectuales. Este recurso de la burocracia es una consecuencia de la estatización sindical que se llevó adelante ya desde el primer peronismo. La burocracia sindical es una casta que vive de prebendas, del dinero de la patronal y del Estado, que tendió a separarse cada vez más de la base, y a actuar cada vez más como policía interna del movimiento obrero en defensa de su posición dirigente y de los intereses patronales. El ahogo de la democracia sindical y el método patoteril son su forma de dominación.

L.N.: El poder de la burocracia en los sindicatos y la subordinación política al peronismo le ha costado caro al movimiento obrero. Cuando se da el golpe del ‘55, la mayoría de los burócratas sindicales quedan en el aire y huyen. La resistencia obrera surge por la base contra la intervención de los sindicatos y los planes de la Revolución Fusiladora. Cuando esta resistencia se agota, a partir de 1959, surge una burocracia cuyo referente Augusto “el Lobo” Vandor hizo famoso el lema “golpear para negociar”. Esa será la forma de actuar del vandorismo. Esta misma burocracia luego encabezada por Lorenzo Miguel, el maestro de Moyano, será la responsable de la derrota obrera a manos del golpe genocida de 1976.
En los ‘90 durante el menemismo se va a producir un nuevo cambio y la mayoría de los burócratas, hoy llamados “Gordos”, entregaron las conquistas obreras y se convirtieron en sindicalistas empresarios. Allí Moyano apelando a la vieja táctica vandorista, cimentó su fama de opositor, desde un sindicato que por los cambios económicos se volvió poderoso, el de Camioneros. Pero al día de hoy, al igual que los “Gordos” con Menem, es alcahuete de Kirchner, acepta sus techos salariales y la continuidad de las leyes flexibilizadoras. A cambio, junto a Macri y Maturana de La Fraternidad Moyano ejerce el papel de sindicalista empresario en el Belgrano Cargas.

Un sindicalismo antiburocrático y clasista

¿Cómo se puede superar a la burocracia de los sindicatos?
Ch.P.: Los burócratas sólo pueden mover barrabravas porque no pueden convencer a los trabajadores. Los pocos que fueron a San Vicente, fueron por el clientelismo y el apriete. Este sindicalismo asociado al Estado y al peronismo es el responsable del vaciamiento de nuestras organizaciones. Durante los ’90 avalaron las privatizaciones y los despidos, lo que llevó a que millones estuvieran desocupados. Son los que permitieron que el 40% de la clase obrera esté en negro y si hoy los sindicatos sólo representan a una minoría que está bajo convenio es por su absoluta responsabilidad. Los sindicatos que surgieron a fines del siglo XIX para organizar la lucha de la clase obrera por sus derechos y reivindicaciones y que históricamente –incluso bajo la dirección del peronismo en los momentos de resistencia– fueron las organizaciones de masas de los trabajadores, se encuentran en un punto donde, para rescatarlos como organizaciones que sirvan a los intereses de la clase obrera, hay que echar a los burócratas para que sean un instrumento de la lucha de clases y la democracia obrera.
L.N.: Los trabajadores no podemos esperar nada ni de los Gordos ni del moyanismo. Hace sólo dos semanas Daer fue abucheado por los trabajadores de base en Stani y si Gerardo Martínez de la UOCRA se dignara a recorrer alguna obra de construcción, donde suceden los accidentes, también le pasaría. La clase obrera tiene planteado sacárselos de encima y desarrollar todas las experiencias de autoorganización y recurrir al método de democracia obrera que es lo que verdaderamente ha permitido que haya nuevas conquistas.
En el último período creo que al menos una minoría de la clase trabajadora es parte de un proceso de reorganización desde las bases que destaca dirigentes honestos y combativos. Este proceso se está gestando a nivel de las comisiones internas y cuerpos de delegados, que, recordemos, es como históricamente se desarrolló el movimiento obrero combativo en Argentina. Basta rememorar la experiencia de la resistencia peronista o del clasismo cordobés y más tarde de las Coordinadoras Interfabriles de 1975. Hoy –todavía en pequeña escala y sin la radicalización de aquellas experiencias– venimos viendo el surgimiento de cuerpos de delegados, de comisiones internas combativas y la recuperación de algunas seccionales sindicales. Es el caso de los ceramistas de Zanon de Neuquén, del Subte y su Cuerpo de Delegados, de la Junta Interna del Garrahan, del Hospital Francés, de las seccionales opositoras del SUTEBA, de los petroleros de Las Heras, de los jóvenes obreros de TVB. Los que estamos en esta mesa somos parte de ese proceso: PepsiCo, el Astillero y LAN Argentina. Yo creo que la experiencia más avanzada es la de los ceramistas neuquinos porque su sindicato muestra un tipo de organización clasista y democrática independiente de los patrones y el Estado.
J.M.: Es cierto que existen nuevos dirigentes honestos y combativos. Creo que el límite que existe con respecto a estos nuevos fenómenos es la coordinación. Si bien cada vez que surge una lucha importante, como puede haber sido la del Hospital Garrahan, hay una tendencia natural a solidarizarse entre sí, esta coordinación no tiene carácter permanente. En esto hay responsabilidad de una parte de la izquierda (como los MST’s y el PO) y los dirigentes independentistas (como el MIC). Desde el Sindicato Ceramista se ha impulsado la necesidad de una coordinación nacional de todas estas organizaciones; concretar esa propuesta sería hoy un enorme avance para apoyar las luchas que son aisladas por la burocracia sindical, para tomar en nuestras manos la movilización por la aparición con vida de Julio López, para imponer un congreso de delegados de base de toda la clase obrera. La recuperación de las comisiones internas y cuerpos de delegados, de las seccionales sindicales, su coordinación en un organismo nacional que les de fuerza, es el primer paso para llevar adelante la tarea de reorganizar al movimiento obrero, echando a los burócratas.

Sindicatos y lucha política

J.M.: Tenemos que hacer la distinción entre que es necesario recuperar los sindicatos y la campaña que hace la derecha. El otro día leí un avance de un libro en la revista Noticias que dice que los empresarios en la Argentina quieren un país sin sindicatos. Lo de San Vicente sirve para darles letra. Nosotros planteamos algo bien distinto. Queremos revolucionar los sindicatos para transformarlos en una herramienta clasista, antipatronal, para defender los intereses de los trabajadores. Y en este sentido abrir la perspectiva de que los sindicatos recuperados levanten una política de clase, no quedarnos sólo en la lucha reivindicativa. Así como los actuales burócratas sindicales se pelean por ver quién es mas sirviente de Kirchner, nosotros tenemos que pelear porque los trabajadores tengamos una representación política propia.
Por eso también nos diferenciamos de lo que plantea la CTA. Vos fijate que en toda su actuación siempre llevó a los trabajadores detrás de algún sector político patronal, acordémonos de su apoyo a la Alianza, el apoyo de D’Elía y de De Petris a Kirchner. Mientras, De Gennaro –al igual que la CGT– llama en Misiones a darle el voto a Piña, que va con el peronista Puerta. Nosotros apostamos a construir un sindicalismo verdaderamente clasista y a que la clase obrera rompa políticamente con todas las variantes patronales y ponga en pie un partido político propio, no para conciliar con la burguesía nacional, como fue originalmente el peronismo, sino para terminar definitivamente con la explotación capitalista.

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Un ejemplo de sindicato Clasista
Los estatutos de los ceramistas neuquinos

Los mandatos de los dirigentes se pueden revocar por asamblea y la asamblea es el órgano soberano: si no cumplen se reemplazan por otros compañeros. En la asamblea hay libertad para todas las opiniones y tendencias que no defiendan a los empresarios. Para las elecciones de comisión directiva rige el método de la proporcionalidad, no como ahora en todos los sindicatos, incluidos los que se dicen combativos como FOETRA Buenos Aires. Los dirigentes ganan lo mismo que cualquier trabajador del gremio. Sólo podrán ser reelectos una vez, luego deberán volver a la base. El mandato se acortó a tres años. Para que la afiliación al sindicato sea conciente se iniciará un reempadronamiento voluntario, para que los trabajadores decidan si aportan la cuota sindical porque el sindicato les sirve, o no se afilian ni pagan porque consideran que no representa sus intereses. Y tan importante como estos métodos de genuina democracia obrera: los ceramistas de Neuquén luchan para que los sindicatos sean herramientas para la liberación de los trabajadores. En sus definiciones de principios se pronuncian a favor de la lucha de clases, por la solidaridad internacionalista de los trabajadores y por el fin de la sociedad de explotación. Es un paso adelante en la independencia de la clase obrera y por ello declaran que su sindicato es independiente del Estado, los empresarios y los partidos patronales.

(Extraído del periódico impulsado por los ceramistas del SOECN, Nuestra Lucha N° 22 - www.nuestralucha.org)

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