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Libertades Democráticas

Comienzan los alegatos en el juicio por Campo de Mayo

A partir del miércoles 17 de junio comenzaran en los tribunales de San Martín los alegatos en el juicio por el asesinato de Floreal “Negrito” Avellaneda y el secuestro y torturas de su madre Iris Pereyra de Avellaneda. Como ya hemos reflejado en estas páginas el negrito de tan solo 14 años de edad y su madre fueron secuestrados por un grupo de tareas del ejército junto con policías bonaerenses de la comisaría de Villa Martelli lugar donde fueron llevados y torturados, previo a ser trasladados al CDD denominado “el campito” que funciono dentro de Campo de Mayo.

Myriam Bregman

11 de junio 2009

A partir del miércoles 17 de junio comenzaran en los tribunales de San Martín los alegatos en el juicio por el asesinato de Floreal “Negrito” Avellaneda y el secuestro y torturas de su madre Iris Pereyra de Avellaneda. Como ya hemos reflejado en estas páginas el negrito de tan solo 14 años de edad y su madre fueron secuestrados por un grupo de tareas del ejército junto con policías bonaerenses de la comisaría de Villa Martelli lugar donde fueron llevados y torturados, previo a ser trasladados al CDD denominado “el campito” que funciono dentro de Campo de Mayo. El grupo de tareas buscaba a Floreal Avellaneda padre quien había sido militante obrero y delegado de la fabrica TENSA, al no encontrarlo secuestraron a su esposa e hijo. A lo largo del juicio surgió de diversos testimonios de ex detenidos desaparecidos la sistemática represión al movimiento obrero de la zona norte del conurbano, dirigida desde Campo de Mayo, habiendo sido secuestrados gran parte de los que prestaron declaración en virtud de su militancia sindical y política. Se demostró incluso que desde las distintas comisarías se realizaba inteligencia sobre las fábricas que tenían en su jurisdicción, contratando las propias patronales efectivos policiales de estas comisarías a los que les “abonaban adicionales” lo que fue reconocido por varios policías que declararon como testigos de la defensa. Hasta uno de los imputados el policía retirado Aneto, quien fue reconocido por Iris por haber integrado la patota que la secuestra, a último momento y para tratar de salvarse confeso que ellos desde la comisaria de Villa Martelli hacían inteligencia sobre las estructuras obreras de su jurisdicción pero que sobre la fabrica TENSA lo hacía la comisaría de Munro.

Quedó incluso plasmada la relación entre el accionar represivo durante el gobierno de Isabel Perón con la dictadura en el testimonio de una delegada de la ex fábrica Hidrófila quien en 1975 fue secuestrada e interrogada en la comisaría de Villa Martelli, sobre su militancia sindical y especialmente porque estaban organizando una marcha en la zona ya que había desaparecido un militante sindical de la fabrica FATE.

Esta realidad histórica intento ser soslayada por el tribunal, quien no sólo ejerció un maltrato lamentable hacia los ex detenidos y familiares de las victimas, sino que en todo momento intentó cercenar el debate a los secuestros de las dos víctimas como si se trataran de hechos aislados. Incluso el tribunal llegó a prohibirnos que hagamos preguntas tan naturales como preguntarle a Iris Pereyra de Avellaneda si supo que hubiera otros trabajadores de TENSA que hayan sido desaparecidos.

A pesar de la reticencia del Tribunal al momento de alegar solicitaremos que se los condene a los seis imputados a cadena perpetua por el delito de genocidio ya que como expresamos al principio en este juicio ha quedado demostrado que la dictadura no mataba a cualquiera sino que principalmente el objetivo del plan represivo era acabar con la organización y militancia sindical, estudiantil o barrial, ese plan represivo que constituyo un verdadero genocidio tenía como fin ultimo cambiar la estructura económica del país, redoblar las ataduras con el imperialismo, disminuir la participación en la renta de los asalariados y destruir los lazos de solidaridad entre los sectores populares.

Pero este juicio también refleja que el plan genocida no fue una creación autóctona sino que fue diseñado a escala continental desde Washington, siendo el General Riveros (otro de los imputados en este proceso) uno de los tantos militares latinoamericanos que fueran enviados a tomar “doctrina” a la Escuela Interamericana de Defensa.

Desde Justicia Ya seguiremos reclamando que se condene por genocidio pero sobre todas las cosas seguiremos insistiendo en que el Estado aporte los archivos de la represión y que de una vez por todas se unifiquen las causas y se terminen con estos juicios parcializados que desdibujan las responsabilidades y hace materialmente imposible que se avance seriamente en la condena de todos los genocidas por todos los compañeros.

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