Algunos diputados, en términos algo exagerados, dicen que en la sesión de hoy que tratará de nuevo la reforma del Código "se están templando las armas": los diferentes bloques legislativos caminan sobre los acuerdos alcanzados, dejando para una última sesión lo que definen como "la batalla final".
La alusión en jerga bélica se refiere a los artículos donde los acuerdos se empantanan. Estos puntos conflictivos siguen siendo los mismos que promovieron fuertes cruces y debates, ya en febrero, cuando el macrismo pidió tratar la reforma al Código actual: prohibir o no la oferta y demanda de sexo en la calle, obligar a quien organice una marcha callejera a pedir permiso a las autoridades, regular la venta ambulante y la actividad de los cuidacoches.
Sobre la prostitución, los grupos más duros (parte del macrismo y los lopezmurphystas) propugnan su prohibición en la calle; otros sectores acuerdan que esta actividad no pueda ser ejercida en "proximidades" de templos religiosos, escuelas y casas, como se aprobó "en general" en el nuevo Código. El valor relativo de la palabra "proximidad", a su vez, también provoca desacuerdos.
En cuanto a la regulación de las marchas callejeras, los sectores de izquierda de la Legislatura levantan una cerrada oposición: ven allí una intentona por reprimir la protesta social.