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Juventud

Chávez en la Cumbre

27 de octubre 2005

Sin dudas una de las figuras importantes de la IV Cumbre será el presidente venezolano Hugo Chávez, que aparecerá como contracara de Bush, con un perfil anti-norteamericano y “sudamericanista”. Seguramente volverá a hacer uno de sus encendidos discursos contra Bush que sin duda generará muchas expectativas, (sobre todo comparado con el cipayismo del resto de los gobiernos) y realzará los avances de su política energética regional.
Sin embargo, Chávez busca consolidarse como árbitro entre el ascenso de masas y la reacción burguesa e imperialista, lejos de confiar en la movilización obrera y popular. Esto se vio claramente en la huelga de agosto de los petroleros ecuatorianos, donde Chávez salió a apoyar al gobierno contra los trabajadores y envió petróleo para paliar el impacto de su lucha. Un papel similar jugó en las jornadas de junio de 2005 en Bolivia, intercediendo para que Evo Morales apoye la nominación de Rodríguez como presidente, desviando así la importante lucha en curso.
Su “política energética”, presentada como un pilar de la unidad latinoamericana, no enfrenta la rapiña imperialista, sino que colabora con la legitimación de los monopolios que saquean nuestro continente, como muestra el reciente acuerdo multimillonario firmado por Chávez con el pulpo petrolero español Repsol. A partir de ahora además de saquear los recursos naturales de nuestro país también avanzará sobre la cuenca del Orinoco en Venezuela, considerada una de las zonas más ricas en hidrocarburos del planeta1.

El fiasco del ”sudamericanismo”

Algunos intelectuales del reformismo y el populismo siembran esperanzas en una “unidad latinoamericana” capitaneada por los gobiernos “progresistas” de Kirchner, Lula (Brasil) y Tabaré Vázquez (Uruguay) y el venezolano Chávez en la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN). Sin embargo las propias cumbres que se llevaron a cabo entre los países de la región como la CSN (cuyo máximo impulsor fue el ex presidente Duhalde) demostraron ser un rotundo fracaso y ni siquiera llegaron a acordar una fundación formal del bloque comprometiéndose a seguir las discusiones… por mail (¡?).
La enunciada “Comunidad Sudamericana de Naciones”, un Mercosur renovado o la petrolera latinoamericana propuesta por Chávez son presentados como puntales de una “construcción sudamericana” para enfrentar la presión imperialista. En los hechos, este discurso no ha logrado ni siquiera acercar posiciones entre los distintos países ni ser una alternativa para el orden regional.
Este fracaso no se debe sólo a que ninguno de los gobiernos tiene interés en romper sus relaciones con el amo yanqui, sino que además utilizan los acuerdos existentes para negociar con EE.UU. las condiciones del saqueo imperialista. Por ejemplo, de los cinco países que integran la Comunidad Andina de Naciones, tres de ellos (Colombia, Ecuador y Perú) están a punto de firmar un TLC con EE.UU. en condiciones desventajosas, abriendo los mercados para que los yanquis redoblen sus cadenas sobre los pueblos andinos. Mientras que dentro del Mercosur los roces comerciales entre los llamados socios mayores, Argentina y Brasil y el rol de líder regional que quiere ocupar este último generan una tensión permanente y la parálisis del mismo Mercosur que es aprovechado por EE.UU. para aumentar su presión militar y comercial como lo demuestran el ingreso de marines yanquis en Paraguay con inmunidad diplomática y los ejercicios conjuntos entre militares norteamericanos y uruguayos que los “progresistas” del Frente Amplio acaban de votar hace una semana.
Es que las burguesías latinoamericanas, aunque regateen en torno a tal o cual aspecto comercial o político, no están dispuestas a trastocar el orden regional de subordinación semicolonial.
La única salida real a esta subordinación vendrá de la movilización, que tome un curso independiente. Donde la clase obrera, junto a los campesinos, los pueblos originarios, jóvenes y el pueblo pobre echen al imperialismo y a los gobiernos cipayos, en el camino de poner en pie una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.

1 Además de los acuerdos con las transnacionales norteamericanas para quedarse con el gas y el petróleo de los países andinos en torno al “anillo energético” que promueven todos los “progresistas” sin excepción.

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