El 16 de junio comenzó en los Tribunales de Quilmes el juicio por el caso de Víctor Balza, joven de 18 años que falleció el 9 de noviembre del 2003 en un calabozo de la comisaría 2° de Bernal producto de una herida de arma de fuego y golpes. Al debate sólo llegó como imputado el ex-oficial de la bonaerense, Javier González.

Víctor, como tantos otros jóvenes, salió a bailar y nunca más regreso a su casa. Después de buscarlo incansablemente su madre se enteró que estaba preso en la comisaría 2° de Bernal de donde fue trasladado al Hospitalito de Don Bosco. Ahí fue revisado por el Dr. Merlino quien nunca informó que tenía un disparo de arma de fuego, además de innumerables golpes. El fiscal Samprón indagó a Víctor en esas condiciones, lo vio herido, y en lugar de indicar que lo asistieran lo envió nuevamente a la comisaría, donde falleció 14 horas más tarde. A Samprón no se lo sancionó, apenas se le hizo “un llamado de atención”, aunque está probado que cometió irregularidades en este caso y en otros anteriores. Según el Dr. Enrique Petiruti, Secretario General de la Procuración, “las sanciones para fiscales y jueces no se relacionan con suspensión de días de trabajo”. Otra clara muestra de la connivencia policial-judicial.

El juicio comenzó después de seis largos años de impunidad. Apenas comenzada la primera audiencia, en la que la familia de Víctor estuvo acompañada por las Madres de la Masacre de la Comisaría 1° de Quilmes y el CeProDH, entre otros, se pidió el cambio de carátula de Lesiones Graves a Homicidio Simple que fue aceptado por el tribunal. Luego declararon los agentes Parodi y Fernández que fueron detenidos por falso testimonio. Nora, mamá de Víctor, comentaba “esto recién empieza, hay que ver como continúa. Nosotros hemos visto muchos casos que quedaron en la impunidad como el de Andrea Viera y el de Carla Lacorte y vamos a continuar para que se haga justicia por mi hijo y por todos los chicos”
Corresponsal