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MOVIMIENTO OBRERO

HACIA LA CONFERENCIA NACIONAL DE TRABAJADORES EN EL ESTADIO CUBIERTO DE FERRO

Carta de un obrero vitivinícola

Soy Ezequiel, tengo 24 años. Vivo en Mendoza, estudié durante 2 años ingeniería electromecánica en la Universidad Tecnológica, pero por problemas económicos tuve que abandonar la facultad y empezar a trabajar.

PTS

5 de julio 2012

Soy Ezequiel, tengo 24 años. Vivo en Mendoza, estudié durante 2 años ingeniería electromecánica en la Universidad Tecnológica, pero por problemas económicos tuve que abandonar la facultad y empezar a trabajar. Hoy en día trabajo en una bodega, mi jornada es de 8 horas, trabajo en turnos rotativos de mañana, tarde, y noche.

Es mi primera experiencia en una fábrica, y al principio estaba muy contento por haber conseguido un trabajo importante, donde pudiese aplicar mis conocimientos y seguir aprendiendo cada día más. Luego empecé a ver que no todo era como yo pensaba, me di cuenta que existía otra realidad, una realidad “invisible a mis ojos” hasta el momento en que me tocó vivirla. Me di cuenta del maltrato, de la presión y las amenazas de los jefes para hacer horas extras, además de la creciente precarización laboral.

Todo esto alimentó mucha indignación en mí y en muchos de mis compañeros. Todos hablábamos de lo mismo, “de lo mal que estamos”, “que no estamos unidos”, “que los delegados no hacen nada”, “que todos los años nos pasa lo mismo”, “que el sindicato está comprado por la patronal”.

Yo sentía dentro de mí que algo tenía que hacer, pero no sabía qué; fui a hablar con los delegados que estaban redactando una nota de disconformidad con el acuerdo en las paritarias y que estaban juntando firmas para presentarlas al sindicato. En ese momento me ofrecí para ayudar a juntar firmas y para terminar de redactar la nota e imprimirla. Pero no me sentía conforme, algo más tenía que hacer. Estando en el trabajo me acordé de mi amigo Charly que estudia Derecho y milita en el PTS, y pensé en pedirle ayuda. Y fue así que conocí a muchos chicos y chicas de La Juventud del PTS, que estaban entusiasmados y dispuestos a ayudar y acompañar a los obreros vitivinícolas.

Un día fui a un plenario de la juventud del PTS y me llamó mucho la atención que hubiese jóvenes que se preocupen por gente que ni siquiera conocen, me impresionó esa solidaridad desinteresada, sentí que no existían diferencias, éramos todos iguales, la sensibilidad de los compañeros del PTS fue algo que realmente me emocionó, nunca me sentí tan motivado y con ganas de hacer algo, no solo por mí sino por alguien más, desde ese momento quise ser parte de La Juventud.

Reflexionando un poco me di cuenta que no sirve de nada reclamarle las migajas a las patronales, no alcanza con luchar por un salario o un trabajo digno porque no existirá mientras exista este sistema. Por eso es que viajo a la conferencia nacional de los trabajadores el 8 de julio, porque soy conciente de la explotación de la clase trabajadora, y me da mucha bronca, me indigna, y me da fuerzas para seguir luchando, para seguir adquiriendo más conocimientos. Es necesario recuperar los sindicatos para pelear desde abajo por la unidad de toda la clase obrera, por sindicatos sin burócratas, por un partido de trabajadores sin patrones.

Prensa

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Marcela Soler115470-9292

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