Buenos Aires, 24 de julio de 2007

Estimados compañeros:

Nos dirigimos a ustedes para hacerles llegar la propuesta votada por nuestro X° Congreso de plantearles conformar un Frente de los Trabajadores y la Izquierda Clasista para las próximas elecciones presidenciales y de otros cargos el 28 de octubre.

Creemos que más allá de matices, coincidimos todos en que luego de los cuatro años de una presidencia de “transición”, la clase dominante quiere utilizar estas elecciones como un mojón más para construir un régimen de dominación política más estable que le permita seguir consiguiendo fabulosas ganancias a costa de la explotación de la clase trabajadora. Desde el gobierno, especulan con que la continuidad del crecimiento económico permitirá a Cristina Fernández sobrellevar la actual crisis política y triunfar en la primera vuelta. En cambio los distintos sectores de la oposición patronal (como Lavagna, Carrió, López Murphy, y los impresentables menemistas), aspiran capitalizar los últimos escándalos del elenco gubernamental para intentar así llegar a una segunda vuelta.

Lo cierto es que tanto la candidata presidencial oficialista como los de la oposición patronal de derecha no tienen diferencias sustantivas con la política económica en curso. Todos ellos defienden los “topes salariales” acordados con los dirigentes burocráticos de la CGT y la CTA y que los recursos estratégicos de la economía continúen en manos de los saqueadores. Todos aspiran a tomar luego de octubre medidas que golpearán sobre el bolsillo obrero y popular. El pueblo trabajador no puede esperar ninguna solución a sus demandas más sentidas de candidatos completamente comprometidos con los intereses de los grandes empresarios.

En el plano de las libertades públicas el gobierno sancionó la Ley antiterrorista que pone en potencial peligro legal a cualquier organización que cuestione el orden de los explotadores, una Ley mandatada por el Departamento de Estado yanqui. Julio López sigue desaparecido y el oficialismo encubre de hecho a sus captores, ya que una verdadera pesquisa implicaría la desarticulación de las fuerzas represivas del Estado. La oposición patronal, junto a la Iglesia, directamente exige una abierta reconciliación con los genocidas.

Por su parte, en estos cuatro años de gobierno kirchnerista la clase trabajadora se ha recompuesto socialmente y realizó importantes experiencias de lucha y organización. Este año crecieron los conflictos desafiando el techo salarial impuesto por el acuerdo gobierno-patronal-burocracia sindical, tanto entre los docentes y estatales, como entre trabajadores de la industria y los servicios, de las huelgas docentes de Neuquén, Santa Cruz y Salta a las huelgas de Mafissa, Fate, los pesqueros de Puerto Deseado, los químicos de Zárate-Campana y el Casino Flotante, pasando por la resistencia de los trabajadores del Indec a la intervención kirchnerista o la de los trabajadores del Hospital Francés a los despidos de los trabajadores que enfrentaron el vaciamiento. Como señalamos, el gran freno para que las luchas por la recuperación salarial se generalizaran fueron los dirigentes burocráticos, incluso algunos que se reivindican “clasistas”, pero que buscan frenar las luchas donde tienen papeles dirigentes.

En las últimas semanas estamos viendo como nuevos sectores se aprestan a subirse al carro de un eventual segundo gobierno de los Kirchner. El “socialista” Jorge Rivas, en el 2003 candidato de Izquierda Unida a la gobernación bonaerense, asumió como vicejefe de Alberto Fernández, siguiendo los pasos de Ariel Basteiro en el directorio de Aerolíneas. Por su parte, el PC ha integrado, por medio del banquero Heller, la fórmula kirchnerista en la ciudad de Buenos Aires, a la que llamó a votar abiertamente en la segunda vuelta.

En la izquierda el rumbo propuesto por el MST y su “nueva izquierda” es el opuesto del que necesitan los trabajadores: completamente conciliador en las luchas y políticamente cada vez cercano a la “centroizquierda”, lejos de cualquier referencia clasista y socialista. Por su parte, el PCR ha demostrado que el votoblanquismo que pregonó desde hace años lejos está de ser una opción “clasista y combativa” al régimen burgués, como lo demuestra su apoyo a Fabiana Ríos del ARI en Tierra del Fuego y su “autocrítica” de no haber llamado a votar al frente entre el obispo Piña y Ramón Puerta en Misiones.

Desde el PTS venimos planteando la necesidad de impulsar desde la izquierda y las organizaciones sindicales combativas el llamado a formar un gran partido de la clase trabajadora, como tarea planteada para la etapa que tenemos por delante.

Independientemente que se coincida o no con esta propuesta, creemos que frente a las próximas elecciones presidenciales sería un hecho importante si las fuerzas que nos reivindicamos de la izquierda clasista presentamos una alternativa común de independencia de clase en ellas. Más allá de las divergencias que existen entre nuestras organizaciones, también contamos con bases de intervenciones y documentos políticos impulsados en común que son un importante punto de partida para un eventual frente entre nosotros. Un frente independiente de toda variante patronal que agite y propagandice un programa que dé respuesta a las necesidades y reclamos de los trabajadores y el pueblo explotado, que pueda ayudar a que las luchas que se vienen se eleven a un terreno superior, y que sea un canal para que se expresen los nuevos luchadores que se enfrentan a diario a los burócratas sindicales. Un programa que, entre otros puntos, levante la lucha por un salario mínimo equivalente a la canasta familiar e indexado según la inflación; la nacionalización bajo administración de los trabajadores de las empresas privatizadas; el no pago de la deuda externa; la triplicación de los prespuestos de salud y educación; la derogación de la llamada “ley antiterrorista”; la libertad de todos los presos políticos y el desprocesamiento de los luchadores obreros y populares.

Nuestro X° Congreso votó también proponer como pre-candidatos presidenciales a los compañeros José Montes, trabajador y delegado del Astillero Río Santiago, y a Claudio Dellecarbonara, trabajador del subterráneo y delegado por la línea B. Son precandidaturas, abiertas a la discusión en función de explorar hasta el último plazo del cierre de alianzas –el 28 de agosto– la posibilidad de concretar un frente entre nuestras organizaciones y todas aquellas que quieran sumarse a formar una alternativa clasista. También el PO y el MAS adelantaron sus propias candidaturas para la fórmula presidencial. Con un mes por delante, podríamos organizar un método democrático común para elegir a los candidatos más representativos o consensuar un criterio común que considere la representatividad real de cada organización (fuerza militante, resultados electorales anteriores, representatividad en las organizaciones de masas, etc.).

Esperando que esta propuesta sea respondida positivamente por ustedes, los saludamos fraternalmente

Raúl Godoy, José Montes y Christian Castillo

Por el COMITE EJECUTIVO DEL PTS