Luego de tres meses cayó el primero de los responsables de la Masacre de Once. El juez Bonadío dispuso la detención de Claudio Cirigliano, dueño de TBA, por “intentar obstruir en la causa” a raíz de la desaparición de documentos contables de la empresa. Los trabajadores de la ex EMFER denunciaron que dicha fábrica fue utilizada dos días después de la Masacre para quemar dicha documentación.

Pero no sólo Cirigliano hizo humo la documentación donde se puede comprobar el negociado realizado con los 734 millones de pesos que recibió desde el 2003 como parte de los subsidios estatales. Todos, ya sean los dueños de TBA como los funcionarios del gobierno, de una forma u otra vienen intentando desviar la causa para ocultar sus responsabilidades y tapar la muerte de 51 trabajadores/as bajo el manto de la impunidad.
No es casual que 24 horas después de la detención de Cirigliano, Schiavi no sólo se pasee libremente por el juzgado sino que, tomando la posta de aquel, volvió a culpar al maquinista Marcos Córdoba diciendo que “no pudo frenar por algún impedimento físico o psíquico”. Días antes, en la misma línea, el propio Cirigliano había declarado que Córdoba sufría de epilepsia.
A pesar de que hoy Cirigliano esté preso por esconder la documentación, la estrategia oficial sigue siendo culpar al maquinista y de esta forma ocultar la resonsabilidad de los verdaderos responsables, los dueños de TBA y los funcionarios del gobierno. Todos ellos tienen que ir a la cárcel por ser responsables de este crimen social que ocasionó la muerte de 51 de los nuestros.

No vamos a permitir que la detención de Cirigliano sea sólo una zanahoria para una vez más culpar a los trabajadores. Basta de impunidad.