La Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (Abappra) dio ayer un explícito respaldo a la estrategia oficial de renegociación de la deuda pública, luego del encuentro que sus representantes mantuvieron con Néstor Kirchner. “El Presidente reiteró lo que ya conocemos: que esta oferta es la máxima que la Argentina puede realizar y que cualquier otra no sería responsable porque pondría en peligro y tornaría vulnerable la situación del país”, resaltó Carlos Heller, titular de la cámara que agrupa a los bancos que representan más de la mitad de los depósitos del país y con la que el Gobierno tiene afinidad política.
La reunión tuvo lugar en el despacho presidencial, en el que también ofició de anfitrión el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Hasta la Rosada llegaron junto a Heller, del Credicoop, los titulares del Banco Ciudad, Eduardo Hecker; del Nación, Felisa Miceli; del Hipotecario, Clara Lifsic; del BICE, Arnaldo Bocco; y por Provincia de Buenos Aires, Dámaso Larraburu.
Los banqueros se reunieron antes en la sede del Nación para consensuar la estrategia del encuentro que la propia Abappra propició con el argumento de invitar formalmente al Presidente a la celebración en noviembre de su 45° aniversario. En ese encuentro previo se acordó lo que Heller, en su calidad de vocero, haría minutos después frente a Kirchner y, fundamentalmente, frente a los periodistas: dar el aval expreso a la forma en que se encaró la discusión de la deuda, tanto con los acreedores como con los organismos multilaterales de crédito.
“Expresamos nuestro respaldo a la firmeza que la Argentina tiene en el proceso de renegociación”, sentenció Heller ante la prensa. “La dureza (de Kirchner) no viene de un concepto filosófico sino de la convicción profunda de que no hay una alternativa distinta de la que está planteada. Si no, sería volver a las políticas de ajuste permanente.”
La cita fue aprovechada por el titular de la Casa de Gobierno para hablar de su estrategia de estimular el crecimiento económico mediante el impulso de la obra pública y planes de vivienda. Para ello, el Gobierno podría utilizar parte del superávit fiscal y, de ser factible, algún financiamiento facilitado por las entidades amigas. En este sentido, Kirchner preguntó a los banqueros qué posibilidades existen de aumentar los créditos a las empresas y particulares de sectores medios, alternativas que, según Abappra, están recuperándose gradualmente, aunque quizá no al ritmo que desearía el Gobierno.
El propio Heller admitió ayer que una de las dificultades en este sentido es que las tasas “son altas”, aunque “menos que hace uno o dos años”. Según admitió el titular de la asociación, el costo de la intermediación podría bajar si se recuperase el nivel de crédito histórico, que hoy está en menos de la mitad: próximo al 10 por ciento del PIB, contra el 30 por ciento que alcanza en un país vecino como Brasil.
En defensa de la banca nacional, Felisa Miceli ayer relativizó el problema de la carestía del crédito, considerando “de dónde venimos”. Según la titular del Nación, “una tasa del 12 o 13 por ciento anual no es tan alta, si se considera el plazo, el riesgo y los volúmenes con los que hoy se está trabajando”. Es más: según destacó ayer la funcionaria, el costo del crédito para las pymes sería aún más bajo que el que esas empresas tuvieron que enfrentar durante los ‘90.