Los ataques “ilegales” a los sectores obreros combativos o en lucha recrudecieron en los últimos meses. Detallamos algunos de los más conocidos cuyos agresores son matones o patotas patronales o ligadas al Estado. A esto debemos sumar las represiones realizadas por las fuerzas de seguridad (policía, gendarmería, etc), como la que sufrió Castells, o los estudiantes de la FUBA, entre otros.

Los trabajadores de Coca Cola de Pompeya venían organizándose por sus condiciones de trabajo y para tener delegados. El Tano Rombolá, uno de los activistas era discriminado por la empresa y que por esto le ganó un juicio, el 3 de agosto fue golpeado por un grupo de matones a pocos metros de la entrada de la planta.

Cuando los trabajadores del Francés hartos de la bicicleta de la intervención kirchnerista del Dr. Salvatierra ocuparon la dirección del Hospital, apareció una patota con el Tuta Muhamad a la cabeza para romperle la ídem a los trabajadores. Las imágenes recorrieron el país a mediados de octubre.



Trabajadores activistas de la tercerizada TAYM de Subte fueron sorprendidos por desconocidos que los golpearon semanas atrás.

Rubén “Pollo” Sobrero, delegado de ferrocarril Sarmiento, fue agredido por matones cerca del ferrocarril la noche del 18 de diciembre.

El miércoles 20 de diciembre una patota organizada por el vice comunal Rosso golpeó salvajemente a los trabajadores que ocupaban la comuna de Oliveros y se ensañaron con Edgardo Quiroga secretario general de Municipales de San Lorenzo al que mandaron al hospital.

El 5 de enero los trabajadores de Plusmar, en Barracas estaban realizando una asamblea para convocar a un paro por reclamos incumplidos y un grupo de matones enviado por la patronal agredieron a cuchillazos a dos delegados que debieron ser hospitalizados.

Las agresiones no son solo físicas o de amenazas. La represión es también con despidos ilegales o discriminatorios como el que sufrió un dirigente de la CTA, que es trabajador de la Ford y había sido delegado gremial.

Los sectores antiburocráticos son los que más sufren estas persecuciones no sólo en la industria, como los jaboneros de TVB sino también en servicios como los despidos en el ferrocarril Roca y en infinidad de supermercados y call centers como el caso de Atento y tantos más. La patronal –con la complicidad en la mayoría de los casos de la burocracia sindical, de la justicia y del aparato estatal– persigue a los luchadores. Organizarse para pararle mano es una tarea del momento. La declaración del cuerpo de delegados de subte es un paso en ese sentido.