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Derechos Humanos

Arslanián y su "policía articulada con la comunidad"

15 de marzo 2007

En un extenso reportaje publicado por Página 12 hace casi quince días, el Ministro de Seguridad bonaerense León Arslanián hace un balance de su gestión alrededor de "la mejor policía del mundo". La nota parece más una charla con una persona en pleno ataque esquizofrénico que los dichos de un ministro. Sin embargo, y más allá del diagnóstico, lo que se comprueba es la perversión de una política destinada a mejorar la cara de una institución que sigue siendo una herramienta de brutal represión sobre el pueblo trabajador. Cada dos palabras, el ministro contradice no sólo los datos y los hechos que emergen de cualquier medio al que uno tenga acceso sino sus propios dichos. Por ejemplo, plantea "yo me siento más seguro porque tengo una policía mejor, más comprometida, más controlada, mejor equipada, con más tecnología. Una policía más vinculada y articulada con la comunidad". Habría que preguntarse si no recuerda los 650 casos de gatillo fácil de los últimos años, incluidos los ejecutados por la Buenos Aires II, la tan mentada "policía de los derechos humanos".
Más adelante presenta las exoneraciones de policías como una gran política de su administración, cuando en realidad se trata de una maniobra cosmética que consiste en sacar las "manzanas podridas" de una institución que es imposible de ser reformada. Hay que disolverla. Lo cierto es que estos asesinos uniformados fueron sacados de la fuerza no por la buena voluntad del ministro, ni de ningún otro funcionario del Estado, sino tras años de inclaudicable lucha y movilizaciones de los familiares y organismos de DD.HH. Respecto a lo que están haciendo ahora estos ex policías dice: "los exonerados no pueden regresar a la fuerza, ni a ningún puesto de administración pública e incluso tienen restricciones para trabajar en el área de policía privada". A renglón siguiente, en el mismo reportaje, se le pregunta de qué trabajan los exonerados y el mismo ministro responde que "muchos trabajan en agencias de seguridad privada en manera encubierta" (¿!).
En otros números de LVO explicamos que estas agencias de seguridad son nidos de genocidas de la dictadura que le dan trabajo a policías asesinos de gatillo fácil y/o involucrados en algún tipo de actividad criminal. Tal es el ejemplo de Segar, donde uno de sus principales responsables es Luis Donocik, más conocido como el "Polaco Chico" a partir de su desempeño en el centro de detención clandestino El Olimpo. Otro ejemplo es la agencia Bridees (Brigadas de la Esma), dirigida por Carlos Generoso y Jorge Radice, ambos miembros del Grupo de Tareas 3.3 de la ESMA. Sobre este problema, que el ministro reconoce, plantea: "hoy hacemos un control hasta donde se puede de cada una de las agencias que están funcionando". Pero se olvida de contar que en 2004 (en medio de la campaña de "inseguridad" del ingeniero Blumberg) otorgó poder a las agencias de vigiladores privados para actuar en conjunto con la policía bonaerense.
Ahora bien, cuando al Ministro se le pregunta sobre los secuestros de López y Gerés no emite la menor palabra. Con estos pocos datos no hay que ser Sherlock Holmes para comprender que entre los "agentes de la seguridad" antes mencionados además de los 9026 bonaerenses que siguen en funciones desde la dictadura y sus pares en otras fuerzas represivas del Estado hay que buscar a sus secuestradores. En síntesis, un verdadero strip-tease de contradicciones que desnuda la responsabilidad oficial en la represión y la impunidad actuales.

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