Murieron 81 jóvenes detenidos. Un incendio en la cárcel de San Miguel los llevó a la muerte. Testigos, vecinos y familiares, dicen que del incendio se avisó una hora más tarde de iniciado. Los mismos Bomberos informan que fueron avisados por un llamado anónimo, no uno oficial, de Gendarmería. Otras informaciones dicen que al llegar al recinto penal, fueron demorados para privilegiar el ingreso de los anti motines. El tiempo pasaba y se hacía tarde. Informan también que el fuego se habría iniciado por una riña entre prisioneros. No está allí la causa de fondo.

La causa de fondo está en que el régimen político de la derecha y la Concertación, convierte a las cárceles en auténticas tumbas en vida para miles de hijos del pueblo trabajador. ¿Es casual?, ¿se trata meramente de la falta de inversión en el sistema penal?

No es casual: en el sistema penal y en las cárceles vemos repetido lo que organiza la vida en esta democracia para ricos: castigos para los hijos del pueblo trabajador, en defensa de la propiedad privada de los patrones. En un reciente informe se constata que “el 90% del total de la población penal masculina urbana ha cometido delitos contra la propiedad, la habitualidad en esta clase de delitos es de un 80%. Asimismo, el 98% de los reclusos en unidades penales pertenece a la clase baja y extrema pobreza, tienen bajísimos niveles educacionales y cada vez son personas más jóvenes”.

Así, al encarcelamiento se suman hacinamiento, miseria, condiciones infrahumanas de vida, maltrato.

Mientras que a los presos que pertenecen al personal de los patrones, se los colma de privilegios: a los militares de la dictadura condenados por atroces violaciones a los Derechos Humanos se les construyen cárceles especiales (como Punta Peuco) que dicen se parecen a hoteles cinco estrellas.

No es entonces un problema de hacinamiento en sí mismo.

El sistema carcelario de Chile es fiel espejo del carácter represivo de nuestra sociedad: aquí tenemos 200 prisioneros cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas del mundo (en Estados Unidos, con un problema carcelario grave, son 136 cada 100 mil). Y así tenemos aproximadamente 37.000 recluidos en 95 cárceles en todo el país. Aquí, el 75% del total de presos cumplen condenas de entre cinco y veinte años (en Alemania, los que cumplen penas largas no pasan del 14%).

Es el resultado de la impunidad patronal asegurada desde la dictadura por la Concertación y la derecha.

Piñera ha anunciado entonces mayores inversiones (cárceles modulares). Meses antes había encargado a su Ministro de Justicia F. Bulnes un estudio sobre el problema carcelario. Y aquí estamos. Con 81 muertos. Los parlamentarios de la Concertación hablaron de una investigación parlamentaria. Ellos a su vez hicieron sus comisiones de estudio y sus inversiones (en el 2000 anunciaron la “modernización carcelaria”, destinando cerca de 300 millones de dólares para levantar 10 nuevos penales concesionados a privados, de los que entregaron 3).

No va a venir de sus manos ninguna solución. Ante estas muertes, es necesario poner en pie una comisión investigadora independiente, formada por familiares de los detenidos, abogados de Derechos Humanos y representantes de los trabajadores. Mientras nos organizamos para luchar por terminar con este régimen de impunidad patronal de la derecha y la Concertación.

Clase contra Clase
8-12-2010