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Agrupaciones de base son los nuevos actores del conflicto gremial

Prensa PTS

3 de mayo 2005

Aunque su presencia ya se advertía desde fines de 2004, un nuevo actor parece haberse instalado con nitidez en el escenario sindical a partir de este año, monopolizando buena parte de la protesta social con metodologías que las tradicionales estructuras gremiales, en muchos casos, habían dejado de lado.
Rechazado por algunos sectores y reivindicado por otros, el activismo de base no encuadrado gremial ni políticamente y que no responde a las conducciones sindicales, tuvo un protagonismo indudable en los últimos conflictos gremiales, en los que se destacó como método las consultas a las asambleas de trabajadores.
El reclamo de los trabajadores de la Unión Ferroviaria seccional oeste y norte, de los subterráneos, de Lafsa, del Hospital Garrahan y de otros establecimientos de la Capital y el Gran Buenos Aires marcaron el primer tramo de 2005 que, según especialistas en relaciones laborales, se avizora con conflictividad gremial.
Desde las grandes organizaciones gremiales se consideró a este protagonismo como expresiones "puntuales" que evidencian la "fragmentación" social, mientras que fuentes oficiales lo señalaron como un fenómeno restringido, al tiempo que desde la vereda de las agrupaciones de base, más radicalizadas, se lo definió como "tendencia" con posibilidades de expansión.
No obstante las diferencias de opiniones, hubo coincidencias en que la conflictividad sindical asoma como consecuencia de la recuperación que registra la economía y el incremento del empleo, que empuja para que se multipliquen los reclamos por mejoras salariales.
Desde la CGT, Susana Rueda, la única cosecretaria que se pronunció públicamente, rechazó quu exista un aumento del conflicto social y consideró que las últimas protestas, como por ejemplo las de Lafsa y el Garrahan, fueron "casos puntuales", y que "preocupan porque muestran la fragmentación sindical y social".
Tras cuestionar que algunos de los conflictos se desarrollen "con violencia", ya que así se provocan "situaciones donde nadie se siente representado por nadie", sostuvo que no se puede llevar adelante "ninguna protesta que no sea encauzada en los términos de la ley, que es lo que impone la vida democrática".
A su vez, fuentes gubernamentales expresaron "preocupación" por el accionar de las agrupaciones de base, ya que al no responder a las conducciones formales "complican las negociaciones que se llevan en forma ordenada" para superar los conflictos.
Dijeron que "no pareciera ser un fenómeno que se expanda demasiado", impulsado por "sectores minúsculos del sindicalismo de base, claramente identificado ideológicamente", que actúa "en forma recurrente y está presente en casi todo los conflictos gremiales".
"Pareciera que el fenómeno se da en diversas comisiones internas sindicalmente constituidas o de trabajadores autoconvocados que se enfrentan a las políticas sindicales de las cúpulas, con modalidades o intereses distintos en lo gremial", añadieron.
Las fuentes explicaron que el accionar de las agrupaciones de base se ve facilitado porque no están sujetas a la legalidad sindical, y ser miembro no exige una identidad política determinada, aunque sí compartir una concepción de construcción de poder.
A esta dinámica es precisamente "a la que se resisten las estructuras sindicales tradicionales, porque puede producir un cambio", interpretó Sergio Sosto, de Foetra, quien afirmó que es "una tendencia que se abrió con el derrumbe del gobierno de De la Rúa, irrumpió con los piqueteros y se extendió al movimiento obrero".
Para Carlos Pérez, delegado de los trabajadores de Metrovías, su comienzo "está más atrás, con las privatizaciones que generaron una enorme desocupación y reclamos salariales", lo que "llevó a buscar métodos diferentes que habían sido dejado de lado por las conducciones, como las asambleas y la consulta a las bases".
Raúl Godoy, titular del sindicato de ceramistas de Neuquén, opinó que el protagonismo de las agrupaciones de base es "una respuesta de los trabajadores a las malas condiciones laborales, despidos, cierres de fábricas" y atribuyó esa situación a "las conducciones gremiales que permitieron tal liquidación".

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