LOS COMPAÑEROS del PO, mientras se autodenominan “la” fuerza combativa de la universidad, esgrimen un doble discurso que oculta un giro estratégico a derecha. Veamos.

El PO ha transformado en un principio el hacer frentes con el PCR: lo hacen en Arquitectura, Filo, Exactas, Ingeniería, Medicina, y Psicología en el pasado, y en la conducción de la FUBA. PO actúa como cuando el MST sostenía que su acuerdo con el PC (Izquierda Unida) era “táctico”, mientras esta “táctica” se generalizaba.
Esto no es gratuito: el PCR sostiene no solamente la posibilidad sino la necesidad de establecer pactos con sectores “progresistas” de las camarillas, de allí su voto a Belinche en la Plata y a los decanos en Rosario, Jujuy y Comahue. El PO ha comenzado a hacer propia esta política de conciliación. Esto explica, más allá de que los dirigentes de PO lo oculten, que son parte de la gestión Sorín. Así, mientras que PO ataca al “pacto Hallú-Sorín”, uno de sus militantes es subsecretario del decano kirchnerista en Arquitectura. ¿Será que Sorín como decano es más progresivo que como vicerrector? No, se explica en la concepción etapista, y en tal sentido semirreformista, que viene sosteniendo PO.

Coherentemente con esto, y luego de años de haber abandonado la “defensa del marxismo”, el PO ha resuelto lanzar una campaña de reivindicación del Che Guevara. Incluso, algunos dirigentes del PO, en una charla en Derecho, llegaron a reivindicar la estrategia del foquismo, cuestión que choca de frente con la del leninismo, que es luchar por la autoorganización de las masas y por un partido revolucionario, y no por un aparato militar que suplante la acción de las masas. A 90 años de la gran Revolución Rusa, esto parece una generosa concesión al populismo y maoísmo. Por esto preguntamos, ¿adónde va el PO?