Se puede derrotar la convocatoria trucha

El viejo régimen cuenta con el aval de la burocracia sindical de las CGT’s. Daer y Barrionuevo apoyan a De la Sota y Moyano a Rodríguez Saá que, dicho sea de paso, acaba de anunciar su unidad con el ex carapintada y represor Aldo Rico. Pero el PJ está en una profunda crisis y la convocatoria electoral, cuestionada desde distintos flancos. Los menemistas se oponen al decreto y amenazan con voltearlo judicialmente porque temen que hasta en las mismas internas se pueda colar el odio a Menem. La UCR, por su parte, cuestiona la convocatoria, porque se aferra a la poca cuota de poder que le queda, aunque hay que reconocer que Duhalde le ha hecho un gran favor al garantizarles con el decretazo la continuidad de los mandatos de sus diputados y senadores.
Desde la oposición, los cuestionamientos del ARI de Elisa Carrió y de Luis Zamora le restan legitimidad al plan de Duhalde. Pero la verdadera fragilidad del actual llamado a elecciones y la posibilidad de derrotarlo reside en el profundo odio y descreímiento de millones. Por eso, las peleas abiertas entre los “de arriba”, en el seno del gobierno y los representantes del viejo régimen, pueden y deben ser aprovechadas para pasar a la ofensiva y abrir el camino a la derrota de esta burla que contradice abiertamente la voluntad popular. La condición es que los que hoy se están organizando y movilizando levanten una política independiente capaz de despertar a las fuerzas sociales, la clase obrera en primer lugar, que derrote la trampa y junto con ella al gobierno de Duhalde.

La reforma cosmética y la Consulta popular

Para bloquear el camino a la movilización popular, el ARI y la CTA proponen una consulta popular sobre la caducidad de los mandatos. Esto sólo puede llevar a una nueva frustración. Su objetivo es presionar al Congreso ¡de mayoría peronista y radical! para que le aprueben su proyecto, donde proponen la renovación total de las Cámaras de Diputados y Senadores. Según la CTA la consulta debe ser ampliada a otros temas como la relación del país con el FMI, el fortalecimiento de la banca pública, la remoción de los jueces de la Corte Suprema de Justicia y la implementación del Seguro de Empleo y Formación.
Este tipo de política de renovación del viejo régimen apoyándose en sus mismas instituciones viene fracasando alevosamente. Carrió se acercó primero a Reutemann para impulsar en común la “caducidad de todos los mandatos”. Luego, le aconsejó a Duhalde que sea él mismo el que implemente una “consulta popular”. Después, anunció un acuerdo con Kirchner e Ibarra para impulsar objetivos similares. Finalmente, la CTA tuvo que explicar, en boca de Claudio Lozano, que “el gobierno de Duhalde ha renunciado a conducir la transición con destino a la consolidación del proceso de democratización”. La impotencia de esta política se mide por los resultados, que están a la vista.
Sin embargo, tanto fracaso no impide que se insista –por nuevas vías- en la presión al Congreso y al gobierno para lograr una ampliación de la convocatoria electoral. Nuevamente se siembra ilusiones en que este viejo régimen –y sus mecanismos como la Consulta Popular de la Constitución del Pacto de Olivos- puedan dar respuesta a las demandas democráticas del pueblo. En el mejor de los casos, de una eventual consulta que se pronuncie por la caducidad de todos los mandatos, su efectivización quedaría sujeta a los diputados y senadores actuales ¿quieren hacernos creer que este Congreso de peronistas, radicales y frepasistas atornillados a sus sillones lo va a implementar? ¿es posible que personajes como Moreau y Roggero, por nombrar sólo a algunos, se nieguen a sí mismos? La Consulta Popular propuesta por la CTA y el ARI es un mal chiste donde se cambia el significado del que se vayan todos por una súplica donde todos... deberían irse, por propia voluntad.
No es de extrañar, Marta Maffei de la CTA, se opuso en varias oportunidades a ese reclamo popular y no los vimos –ni a esa central ni a Carrió- el 19 y el 20 en Plaza de Mayo desafiando el estado de sitio. Consecuentes con esta trayectoria de bomberos, ante la visita de O’Neill, dividieron expresamente la movilización, convocando a su propio acto, un día antes de la marcha unitaria y del acampe en Plaza de Mayo de la Interbarrial, los piqueteros y los luchadores.

¿A dónde van Luis Zamora e Izquierda Unida?

El diputado Zamora y su movimiento Autodeterminación y Libertad que se oponen a esta convocatoria electoral y dicen querer una Asamblea Constituyente, hacen un llamado al “...ARI, sectores del Frepaso que estén en la oposición, los partidos de izquierda, las asambleas, los piqueteros, la CTA (...)” (Página/12, 4/8) para enfrentar el decreto de Duhalde. El diputado Roselli confirmó que están “en contacto con Elisa Carrió para llevar adelante este acuerdo (...) y agregó que la diputada “quiere que (...) se sumen Néstor Kirchner y Aníbal Ibarra; eso mucho no nos gusta, pero estamos dispuestos a aceptar si ponemos el movimiento en marcha”. (Página/12, 5/8)
Esta es una posición que en lugar de servir para la clarificación política de los luchadores, sirve para confundir los reclamos legítimos que vienen desde abajo con la política de Carrió que es negociar con las camarillas del régimen. No se puede estar bregando por una supuesta asamblea constituyente y aliarse con Carrió cuya Consulta Popular la niega expresamente. Luis Zamora tiene que decidirse si va a ser parte de la lucha por el que se vayan todos de las asambleas barriales, de los piqueteros, de los trabajadores o forma parte de un frente con Carrió, Ibarra y Kirchner que sólo puede traer un nuevo engaño.
Lo mismo cabe para Izquierda Unida, que durante semanas se ofertaban para secundar a Zamora en una fórmula presidencial, aceptando las reglas de juego del régimen, mientras Vilma Ripoll del MST habla de una asamblea constituyente. En el propio movimiento piquetero este confusionismo es alentado por Patria Libre y el MIJD.

Frente único

Los que acampamos en Plaza de Mayo, los que nos movilizamos el 27 de junio y el 9 de julio, todos los movimientos de lucha, debemos unirnos para enfrentar la burla electoral. Tanto el PTS como el PO ya nos hemos pronunciado por una Asamblea Constituyente sobre la base de que se vaya Duhalde y terminar con el régimen del Pacto de Olivos. Juntos debemos hacer un llamado a la más amplia unidad en la acción: a las organizaciones piqueteras combativas que están acampando en Plaza de Mayo, a la Coordinadora Aníbal Verón, a las asambleas vecinales y a la Interbarrial, a los sindicatos combativos, a las fábricas ocupadas, para luchar por esta salida. Llamamos al MST y en especial a Luis Zamora, a luchar contra la convocatoria electoral trucha y oponerle el llamado a una Asamblea Constituyente, verdaderamente libre y soberana, sin ataduras al viejo régimen. Esto sólo puede ser producto de nuevas jornadas como las del 19 y 20 de diciembre pero mucho más concientes y organizadas porque se trata de movilizar a la clase trabajadora contra los restos de su vieja dirección histórica, el partido peronista en el gobierno. Se necesita una huelga general activa con ocupación de fábricas y edificios, cortes de rutas y puentes, movilizaciones a las plazas principales de las ciudades del país. Para tal fin es que reiteramos la propuesta del PTS de impulsar una Mesa Nacional de las organizaciones de lucha, que promueva la formación de coordinadoras de delegados de base revocables de los lugares de trabajo y barrios en cada región del país, nuevas organizaciones prestigiosas que atraigan muy especialmente a los trabajadores hoy enchalecados por la burocracia sindical.

Sin pan ni trabajo
Peor que en el 89
La desocupación y la pobreza llegaron a su récord histórico.
3.036.000 desempleados: el 21,5% de la población económicamente activa. La subocupación llegó al 18,6%, esto es 2.630.000 trabajadores. Y además, hay 1.335.200 que figuran en la estadística oficial como “ocupados” porque trabajaron al menos... ¡una hora en la semana previa a la Encuesta del INDEC!.
Lo que hace doblemente catastrófica la situación es que, por primera vez, este pico histórico de la desocupación coincide con el mayor índice de la pobreza.
La situación es peor que durante la hiperinflación en 1989. En aquel año, el 47,3% de los habitantes del GBA eran pobres y el 16,5% era indigente. Ahora, en Capital y Gran Buenos Aires sumados, más de la mitad de la población es pobre: el 52,8%. Es decir, hogares donde por cada adulto ingresan menos de $194 mensuales según la canasta básica del INDEC medida a precios atrasados de abril. Por otra parte, el 22,7% de la población vive en la indigencia, es decir, con menos de $82 (canasta mínima de alimentos). Según estos datos habría, como mínimo, 18,5 millones de argentinos sumergidos en la pobreza extrema, de los que, a su vez, más de 8 millones lisa y llanamente no tienen para comer.
La demanda de “que se vayan todos”, lejos de quedar en una “renovación de todos los cargos” para cambiar el personal político de este régimen como pretende Carrió y el ARI, debe estar indisolublemente ligada al reclamo de “pan y trabajo para todos”, sin lo cual la democracia es una ficción para la mayoría de la población. Fuera Duhalde, luchemos por una Constituyente Revolucionaria: que se vayan todos, para cambiar todo.

Constituyente revolucionaria
Con plenos poderes para el pueblo movilizado
• Que rompa con el FMI y el imperialismo.
• Que anule el robo de las privatizaciones y toda la anterior legislación votada contra los intereses populares.
• Que otorgue el reparto de las horas de trabajo para incorporar en masa a los desocupados a la producción y el derecho de los obreros a tomar en sus manos y bajo su control todas las empresas que cierren o despidan, estatizándolas sin pago.
• Que nacionalice la banca y cree una banca estatal única.
• Que disuelva la policía asesina para reemplazarla por milicias de trabajadores que se hagan cargo de la seguridad del pueblo y de la propia autodefensa.
• Que disuelva la Corte Suprema y llame a elegir a los jueces por voto directo, disuelva el Senado e instaure una Cámara única de diputados revocables que ganen igual que una maestra.