Indignación, bronca, odio, sólo esas sensaciones podíamos tener cuando llegaban las noticias a través de los vecinos, los chicos en las escuelas, de que varios de los cortes realizados por las más elementales necesidades, fueron reprimidos salvajemente.
Desde el jueves posterior a la tormenta los vecinos se organizaron para reclamar soluciones urgentes. Sólo en Quilmes se registraron 30 piquetes. Algunas medidas continuaban en varios distritos como el corte total de Camino Negro.
En la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires se produjeron las 5 muertes que se contabilizan hasta ahora. Sólo en la Villa 21-24, una de las zonas más afectadas por el temporal del último miércoles, fueron destruidas unas 500 casas y todavía hay 9 escuelas y miles de niños que no tienen clases.
María es jefa de hogar, cría sola a tres hijos y la empresa tercerizada del hospital donde trabaja le paga un sueldo de $2.500. Este año planificaba empezar el secundario, pero no pudo, no tenía quien le cuide a sus hijas.
Los trabajadores no pueden seguir pagando con vidas las privatizadas de Menem y la continuidad de Cristina. Testimonios de trabajadores ferroviarios de la Línea Sarmiento de la Estación Merlo, miembros de la Agrupación Obreros del Riel.
Doscientas viviendas sin techo, cientos de árboles y postes caídos y cientos de evacuados son el saldo de años de desinversión del Estado y las empresas. La ciudad estuvo sin luz ni agua durante días.
Al igual que con la Masacre de Once, con el temporal del miércoles 4 volvió a ponerse en evidencia la total falta de inversión en infraestructura de las empresas que fueron beneficiadas con las privatizaciones de los ’90.