¿Qué nos podes contar de lo que ha sido este encuentro en el hotel Bauen?

En primer lugar quiero comentar que desde el Sindicato Ceramista siempre hemos tenido como uno de los planteos principales buscar la coordinación de las luchas. Y nos parecía importante volver a plantear esta necesidad, pero al mismo tiempo empezar a madurar la idea de una salida propia del conjunto de la clase trabajadora. Entonces nos parece que están dadas las condiciones, porque hay crisis y luchas en innumerable cantidad de fábricas en lucha. Eso se vio reflejado en esta primera convocatoria de la cual participaron alrededor de 400 compañeros, delegados de distintas fábricas, de la alimentación, automotrices, estatales. Lo que más me llamó la atención es la cantidad de jóvenes, nuevas camadas de dirigentes y me parece que esto es lo más importante.

Necesitamos tener una referencia en donde apoyarnos los que salimos a luchar, y sobre todo fortalecer a esas comisiones internas, esos sindicatos que se han recuperado pero con un sentido de clase hasta el final. Esta es la idea de lo que estamos impulsando, porque no nos vemos representados por las direcciones ni de la CTA ni de la CGT. Pero eso no significa, que no tenemos que dar una gran pelea ahí.

Es sorprende la repercusión que ha tenido este encuentro.

Mira, se puede ver un poco exagerado si uno lo ve desde un ángulo, pero mirado desde una cuestión estratégica en realidad es cierto lo que dice: que se le está planteando la disputa a las direcciones de las centrales y sindicatos. Porque es eso. Nosotros lo que queremos justamente, con otros compañeros de Terrabusi, del Subterráneo, del Garraham y de distintas organizaciones, es transformarnos en una referencia. Y eso no es poca cosa. Esto genera muchísimas expectativas para sectores que están saliendo a luchar. Hoy lo vemos en Terrabusi, donde el ataque no es hacia cualquier sector: es un ataque sistemático y puntualizado a los compañeros que se han organizado, y al turno noche que se ha plantado y ha dic ho “acá no van a pasar”. Entonces nos parece que hay que buscar la coordinación, hacer el mayor de los esfuerzos, pero sabiendo que estamos enfrentando es una patronal yanqui, a un Ministerio que siempre juega para el lado de las patronales, a un gobierno que pone su aparato represivo para cuidar los intereses de las grandes patronales y a la burocracia con todas sus maniobras para seguir en su lugar, enquistada.

Entonces, la pelea no es sencilla. Pero consideramos que hay nuevas camadas, y es ahí donde nos tenemos que apoyar.

A grandes rasgos ¿Cuáles han sido las discusiones más importantes que se llevaron adelante?

Nosotros fuimos con dos planteos: uno lanzar una corriente político-sindical. En lo político yo pensaba que iba a ser un poco más dura la discusión, y sin embargo no lo fue. Con estas nuevas generaciones hay un terreno muy fértil para discutir en lo político, y eso es lo importante. Aunque si bien hay compañeros que tienen un par de años más y por ahí tienen más prejuicios de entrar en lo político, las nuevas camadas no. Y ven con una claridad absoluta el hecho de que con la lucha sindical no alcanza, que tiene un límite, que llegamos a un abismo si no damos la pelea para hacer una lucha política para que los trabajadores empecemos a buscar una herramienta propia basada en confiar en nuestras propias fuerzas, por que a nosotros nunca nos regalaron nada.

Los compañeros cuando escuchan el planteo se sienten parte. Y nos han dicho que esta misma discusión sería importante que la llevemos a otras provincias.

¿Cuáles fueron las resoluciones?

Una de las cuestiones que fue bien recibida, es que impulsemos plenarios regionales para poder debatir la idea, intercambiar y sumar. Así surgió la idea del primer plenario en Neuquén para el 14 de noviembre. Después la idea es trasladar esta iniciativa a Rosario, Córdoba. Nosotros estamos quizás por ahí dando el primer paso, pero creemos que esto va tener bastante continuidad.