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Libertades democráticas

ALTOS OFICIALES ENCUBREN A SUS PARES APROPIADORES

¿A quién se le ocurre dejarlo en manos de la Federal?

Altos mandos de la Policía Federal, dedicados a la recolección de pruebas en causas de apropiación de bebés durante la dictadura, encubrían a sus viejos camaradas ladrones de los hijos de las desaparecidas. ¿Hace muchos años? No. Saltó hace pocos días.

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7 de octubre 2010

Altos mandos de la Policía Federal, dedicados a la recolección de pruebas en causas de apropiación de bebés durante la dictadura, encubrían a sus viejos camaradas ladrones de los hijos de las desaparecidas. ¿Hace muchos años? No. Saltó hace pocos días, cuando Estela de Carlotto denunció al subcomisario Carlos A. Garaventa, quien era hasta entonces el agente estrella de la División Operaciones de Seguridad Interior de la Policía Federal. Este miserable, junto al comisario Roberto de la Fuente, formaban una red de efectivos en actividad para salvar genocidas.
Pusieron muchos obstáculos para lograr la recuperación de nuestro hermano 102, concretada hace pocas semanas. Y, según el periodista Ricardo Ragendorfer, en la contaminación de las pruebas de ADN de los hijos adoptivos de Ernestina de Noble estarían implicados estos mismos oficiales (Miradas al Sur, 26/9).

Ante el escándalo –silenciado por casi todos los medios- estos nefastos personajes fueron preventivamente separados de la fuerza por el ministro Julio Alak. Pero, ¿a quién se le ocurre dejar en manos de la Federal la investigación para restituir a los jóvenes apropiados?

“Rati Horror” al por mayor

Carla Lacorte relataba en el número anterior de LVO cómo el film de Enrique Piñeyro describe la podredumbre de la Policía Federal. Esta fuerza, dirigida por el gobierno K hace más de siete años, no tiene nada que envidiarle en corrupción y gatillo fácil a la “maldita” Bonaerense, la que secuestró a mi mamá y mi papá y me mantuvo cautiva hasta mis siete años. La Federal (que dice estar “al Servicio de la Comunidad”) hizo lo mismo con Juan Cabandié, Victoria Donda, los mellizos Reggiardo Tolosa y Simón Riqueló, entre otros conocidos casos de chicos apropiados.
Durante la dictadura esa fuerza manejó al menos 24 centros de exterminio, entre comisarías de Capital y delegaciones del interior, además de la “Coordinación Federal” donde pasaron cientos de desaparecidos, salvajemente torturados antes de ser entregados a la Armada y acabar en los “vuelos de la muerte”.

Este hecho fue deliberadamente escondido por todos los partidos patronales desde 1983. El PJ y la UCR, junto a sus satélites centroizquierdistas, impusieron el sentido común de que la Federal estaba “renovada”, deshecha de todo vestigio de la dictadura. Pero la realidad muestra decenas de casos de gatillo fácil (Walter Bulacio, Claudio Albarracín, Ezequiel Demonty, Lisandro Barrau, Mauricio Vega, Rubén Carballo, etc.), negocios con la trata de mujeres en una Capital convertida en centro del turismo sexual, narcotráfico y represión como las del 19 y 20 de diciembre de 2001.

No eran “manzanas podridas” quienes actuaron en la dictadura. Fue y es toda la institución. El “caso” Garaventa muestra cómo los cuadros de hoy salvan a sus progenitores, los genocidas de ayer.

Es tragicómico ver a los medios oficialistas denigrar a la policía de Macri sin hablar de la propia. La Metropolitana, con sus Finos Palacios, no es más que una mala fotocopia de la Federal de Cristina y Aníbal Fernández.

Kirchner: la misma política de Alfonsín y Menem

El gobierno autotitulado “de los derechos humanos” siguió el mismo camino que sus antecesores para resolver el caso de los más de 400 jóvenes hijos que siguen en manos de sus apropiadores. Las fuerzas represivas son destinadas a investigar a sus pares mayores, mientras los jóvenes apropiados estamos “obligados” a desconfiar de nuestra identidad y presentarnos en Abuelas o la CoNaDI.

La realidad es contundente. La mayoría de los resultados (somos más de cien los que recuperamos la identidad) hasta ahora fueron obtenidos gracias a las investigaciones de Abuelas o a nuestras propias sospechas.
El gobierno K se niega al hecho elemental de publicar la lista de todos los efectivos y personal civil que actuó en las maternidades clandestinas para que se los impute por el presunto delito de entregarnos a los apropiadores. Que expliquen ellos dónde fue a parar cada bebé que nacía en Campo de Mayo, en La Perla, en la Esma, en el Pozo de Banfield. Ese es el mejor camino para que todos los que faltan recuperen su identidad. De lo contrario la mayoría de las apropiaciones quedará impune.

por Victoria Moyano, Nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo Miembro del CeProDH

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