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¿A dónde van las FARC?

6 de septiembre 2007

Los revolucionarios no negamos el derecho de las FARC a sentarse a negociar y defendemos incondicionalmente a las organizaciones guerrilleras frente a la represión del Estado burgués, a la vez que denunciamos la hipocresía de catalogarla como “organización terrorista” para garantizar la intervención imperialista en el país. Sin embargo, no podemos dejar de denunciar la nefasta política y estrategia de la cúpula de las FARC, opuesta por el vértice a las necesidades de la movilización de los obreros y campesinos de Colombia. La política de las FARC demuestra que toda su estrategia se limita a presionar para lograr algunas reformas políticas a la vez que allana el camino para integrarse al régimen burgués colombiano. Así lo demuestran las declaraciones de uno de sus máximos dirigentes, Raúl Reyes, al afirmar que después del “canje humanitario”, “tendrá que venir la otra parte, que tiene que ver con la paz de Colombia.” (Página/12, 4/9), y aclarando que podría formar parte de “una coalición para conformar un gobierno pluralista, patriótico y democrático, que se comprometa con la verdadera paz (...) como por ejemplo un gobierno del Polo Democrático Alternativo” (Clarín, 27/8). Recordemos que el mismo Polo Democrático es parte de la integración al régimen burgués de parte de los dirigentes de la vieja guerrilla del M19 y que hoy conforma la principal fuerza de oposición burguesa de centroizquierda.1

En Colombia es imposible lograr demandas de los trabajadores y las masas pobres sin atacar las bases de la propiedad de los latifundistas, los grandes empresarios y expulsar al imperialismo del país. Sin embargo, como demuestra la política de las FARC, esto no es parte de su estrategia de colaboración de clases, que pretende subordinar a los obreros y campesinos bajo su discurso de un gobierno “patriótico y democrático” hacia una política burguesa, convirtiéndose en un obstáculo para la alianza obrera y campesina.

Esta política de colaboración de clases también es compartida por la burocracia sindical de la CUT y el Polo Democrático que vienen de traicionar una importante lucha de los trabajadores de la educación en el mes de mayo.

Frente a esta política es necesario impulsar la unidad de la lucha de los trabajadores y campesinos para derrotar al gobierno narco-paramilitar de Uribe y sus políticas antiobreras, e imponer la realización íntegra y efectiva de las demandas de tierra, pan, trabajo, libertad y liberación nacional. Sólo un verdadero partido obrero, revolucionario e internacionalista podrá pelear consecuentemente por este programa y esta estrategia.

Prensa

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