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Cultura

A 50 años de la aparición de El Eternauta, a 30 de la desaparición de Oesterheld, su autor

Es la madrugada, más o menos las tres. Un guionista de historietas llamado Germán trabaja en su casa de Vicente López, Provincia de Buenos Aires. Totalmente sorprendido ve que la silla delante de él cruje y va apareciendo un hombre. Es el año 1957. Dice ser El Eternauta, el viajero del tiempo. Empieza a contarle a Germán una historia: la invasión extraterrestre, la muerte, la resistencia, sucesos que ocurrirían en poco tiempo.

13 de septiembre 2007

Es la madrugada, más o menos las tres. Un guionista de historietas llamado Germán trabaja en su casa de Vicente López, Provincia de Buenos Aires. Totalmente sorprendido ve que la silla delante de él cruje y va apareciendo un hombre. Es el año 1957. Dice ser El Eternauta, el viajero del tiempo. Empieza a contarle a Germán una historia: la invasión extraterrestre, la muerte, la resistencia, sucesos que ocurrirían en poco tiempo.

Es la historia de El Eternauta que comenzó a salir el 4 de septiembre de 1957 escrita por Héctor Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López y que revolucionará la historieta argentina.
El relato habla de una misteriosa nevada mortal que anuncia una invasión extraterrestre. La resistencia es contra un invasor de varios rostros -los Ellos invasores, cascarudos, manos con muchos dedos, los Gurbos, hombres robots, etc.- hasta que Juan Salvo, el único sobreviviente, termina por accidente en una nave espacial desde donde es expulsado al eterno viaje por el tiempo. Juan es El Eternauta, el mismo que se le aparece al guionista, le cuenta la historia y todo recomienza.

Para aquella época las historietas eran sobre todo extranjeras pero en ésta podía reconocerse lugares de la ciudad de Buenos Aires. Hay episodios en la General Paz, en el Estadio de River o en Plaza Italia, o una pintada “Vote Frondizi”, la política del peronismo proscrito.

Esta primera historia tiene una segunda versión y una segunda parte. Todas las publicaciones fueron en momentos políticos significativos en la Argentina. La original fue posterior al golpe gorila de 1955 y en medio de La Resistencia Peronista. Aunque no hay indicios de que Oesterheld ya fuese peronista, expresó de alguna forma la resistencia y ésta a su vez influyó en su pluma.
León Trotsky decía que “Los acontecimientos se preparan por los hombres, se realizan por los hombres y reinfluyen a su vez sobre los hombres y les hacen cambiar. El arte, directa o indirectamente, refleja la vida de los hombres que hacen o viven los acontecimientos…Un viraje profundo en la historia, es decir una nueva ordenación de las clases en la sociedad, altera la individualidad, sitúa la percepción de los temas fundamentales de la poesía lírica bajo un ángulo nuevo, y salva así al arte de una repetición eterna.” 1

En la versión original Juan Salvo encarna una especie de héroe colectivo, Franco es un joven obrero fundidor2 y un importante combatiente, científicos como el personaje Favalli vienen a incluir a los intelectuales a la resistencia peronista. Participa de las batallas el ejército argentino expresando al sector que adhería al peronismo y que por aquellos años terminó con el fusilamiento del Gral.Valle.
Las acciones de la resistencia son legitimadas de algún modo en la historieta, la violencia encarnada en la lucha de un pueblo que se defiende de un invasor estaría totalmente justificada.
La segunda versión también llega en una fecha emblemática, el 29 de mayo de 1969, el Cordobazo. Esta vez con dibujos de Alberto Breccia, y en la revista Gente.

La historia mantiene la estructura argumental pero cambia con la época y las ideas del autor. La historieta se acerca más a la ideología de la izquierda y se hace antimperialista. Estamos en plena Guerra Fría. Ahora la invasión ya no es global, sino que las grandes potencias negocian con los invasores la entrega de Sudamérica para salvarse.

La radicalización ideológica del guión y un audaz expresionismo del dibujante fueron chocantes para un medio conservador, la censuraron y dejó de salir.

En diciembre de 1975 sale El Eternauta II con Oesterheld y Solano López otra vez juntos.

La historia da un giro y se sitúa en el siglo XXIII. Buenos Aires es una tierra arrasada, con sobrevivientes en estado primitivo y casi esclavizados por los invasores.

Si en el original Juan era un héroe colectivo, ya en la segunda parte posee poderes especiales, como una especie de mutante, anticipa la presencia de enemigos y entiende los mecanismos de artefactos con sólo mirarlos; el líder iluminado de un pueblo que sobrevive en cuevas y muy atrasado. Él los organiza militarmente para combatir a los opresores y llega a tomar decisiones individuales como permitir la muerte de algunos con el aparente objetivo de salvar a todos.

Así reflejaba el modo de funcionamiento de las organizaciones guerrilleras de los ‘70.

Oesterheld ya militaba en Montoneros como jefe de prensa. Y su militancia estaba volcada en la historieta, y esto le produjo diferencias con Solano López, el dibujante. “Todo el trabajo de la segunda parte él lo hizo prácticamente en forma clandestina,… las últimas veces fue cuando yo protesté porque él se excedía en el contenido militante...”.

Se cree que Oesterheld fue detenido el 29 de abril de 1977 en La Plata, y habría pasado por centros clandestinos como Campo de Mayo, el Vesubio y hasta en el “Sheraton”3 con el sociólogo Roberto Carri y el cineasta Pablo Szir. Dos de sus hijas fueron asesinadas y dos están desaparecidas como él y sus yernos. De sus cuatro nietos dos fueron recuperados.

Siendo marxistas revolucionarios obviamente no compartimos en absoluto la política y la estrategia de la organización Montoneros. Pero en esta nota queremos rescatar el compromiso de Oesterheld, un artista de gran creatividad, con su época revolucionaria. Su producción demuestra que la relación del arte con la sociedad, pensar los problemas históricos y sociales, lejos de poner algún tipo de coacción al trabajo artístico y limitar su plena actividad, salvan al arte de una repetición eterna y abren el camino a una verdadera creatividad.

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