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A 45 años de la invasión a Checoslovaquia

Se acaba de cumplir un nuevo aniversario de la segunda invasión a Checoslovaquia, producida en agosto de 1968. La intervención militar de los cinco miembros del Pacto de Varsovia –organismo creado por la URSS para aumentar el control sobre los países del Este- tenía el propósito de frenar a sangre y fuego las tendencias antiburocráticas que se habían gestado durante la Primavera de Praga, nombre con el que se conoce el movimiento político y cultural checoslovaco de aquel año.

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24 de agosto 2013

A 45 años de la invasión a Checoslovaquia

Se acaba de cumplir un nuevo aniversario de la segunda invasión a Checoslovaquia, producida en agosto de 1968. La intervención militar de los cinco miembros del Pacto de Varsovia –organismo creado por la URSS para aumentar el control sobre los países del Este- tenía el propósito de frenar a sangre y fuego las tendencias antiburocráticas que se habían gestado durante la Primavera de Praga, nombre con el que se conoce el movimiento político y cultural checoslovaco de aquel año. Brézhnev recurría a sus tropas contra las fuerzas “contrarrevolucionarias” del “país amigo”. Esas fuerzas “antisocialistas” no eran otras que las de la clase obrera y los estudiantes, movilizados contra los sectores más conservadores de la burocracia. Entre estas fuerzas también se encontraban las del pueblo eslovaco –oprimido y excluido de los órganos de gobierno- y su lucha por concretar diversas demandas nacionales.

El “Mayo” checoslovaco
El movimiento de Praga se gestó a principios de 1968 en respuesta a la crisis económica y la ola represiva desatada por el PCCh contra los sectores del partido y de la sociedad que venían exigiendo (desde 1963 en adelante) cambios en el rumbo político y económico. La intensificación de estas movilizaciones tendrá como resultado inmediato la caída de Novotny, el secretario general del PCCh, símbolo del antiguo régimen estalinista. En paralelo al proceso reformista que atraviesa el PCCh –el Partido Comunista llega a renovar sus estatutos permitiendo una mayor cuota de democracia interna- y la dimisión de alrededor de 100 mil funcionarios gubernamentales, centenares de estudiantes y trabajadores comienzan a autoorganizarse formando distintos tipos de agrupamientos. Se crean así el Club de los Comprometidos Sin Partido, el Club 231, que aglutinará a una gran cantidad de ex presos políticos, la Sociedad de los Derechos del Hombre, y la Asociación de la Izquierda Revolucionaria. Estas agrupaciones no oficiales promoverán el debate sobre la democracia socialista y los órganos de autogestión obrera.
A la vez, estas ideas encontrarán un terreno fértil en las universidades y en las fábricas, alentando la formación de comités obrero-estudiantiles y de nuevas organizaciones gremiales, como el Movimiento Sindical Revolucionario (ROH), que promoverá la formación de consejos de trabajadores. De este modo, las fábricas se transformarán en lugares de encuentro y debate entre obreros, estudiantes e intelectuales. A la vez, se debatirá sobre la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas.

La Primavera de Praga durará ocho meses contando los días de la resistencia a la invasión militar. Sobre este último episodio publicamos algunas de las imágenes tomadas por el fotógrafo Josef Koudelka. En las fotos se puede observar como la ciudad de Praga se convierte en un verdadero campo de batalla contra las fuerzas represivas de la burocracia.

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